domingo, 31 de mayo de 2020

Pentecostés - "Recibid el Espíritu Santo". Jesús, genio de hombre y plenitud de vida, nos comunica lo más bello y cálido de su resurrección: El Espíritu, que nos hace personas nuevas, hombres y mujeres valientes, emprendedores, con un nuevo estilo de vivir: el que brota de un Evangelio reflexionado, compartido y puesto en práctica por la Comunidad...

Comentario: Celebramos hoy la fiesta del Espíritu Santo. Desde siempre hemos oído que el Espíritu es el Alma de la Iglesia; pero también podemos afirmar, no sin cierta tristeza, que es un gran desconocido. El Evangelio nos lo presenta hoy de una manera sencilla y hermosa a la vez: Jesús resucitado entrega a sus amigos el Espíritu. Respiró su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo". Jesús, genio de hombre y plenitud de vida, nos comunica lo más bello y cálido de su resurrección: El Espíritu, que nos hace personas nuevas, hombres y mujeres valientes, emprendedores, con un nuevo estilo de vivir: el que brota de un Evangelio reflexionado, compartido y puesto en práctica por la Comunidad. Sí, el Espíritu es justicia, fraternidad, paz, alegría y nos impulsa a la misión: "como el Padre me ha enviado, así os envío yo". Nosotros, los amigos de Jesús, somos ahora los comunicadores del Evangelio, somos la presencia de Dios en el pequeño trozo de mundo en que vivimos, y tenemos la misión de hacer patente al Dios liberador, para que reconozcan su acción salvadora y así colaboremos conjuntamente en la construcción de una sociedad diferente y mejor. En la primera carta a los Corintios, se nos comunica también que a todos los cristianos se nos ha confiado una misión dentro de la Comunidad: "en cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común". Hoy, como ayer, las parroquias en punta son aquellas en las que brota y corre la vida, surgen proyectos y realidades nuevas, y los cristianos seglares somos protagonistas de la actividad creativa de la Comunidad. Por eso recordamos que la Parroquia es tarea de todos. El Espíritu nos llama a todos a colaborar. Nadie es tan pobre que no tenga nada que aportar ni nadie tan rico que no tenga nada que aprender. Si alguno se excluye, origina pobreza en el conjunto. Que el Espíritu nos llene de su sabiduría para hacer bien lo que cada uno puede hacer. P. Octavio Hidalgo.

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