sábado, 29 de diciembre de 2018

La familia es un don, pero también un proyecto y un campo de trabajo. Sostiene a la persona en su realidad más profunda y singular; la envuelve en todas sus dimensiones físicas y espirituales; la acompaña en todo momento, desde el nacimiento hasta la muerte. En ella se aprende a llenar la vida de sentido; es el mejor ámbito para la maduración...

Comentario: Determinadas transformaciones están afectando a la familia. ¿Todas buenas? Caen viejos esquemas, cambian algunos roles, pero la familia permanece como uno de los valores más cotizados. Las encuestas reflejan que seguimos dando importancia y valor a la vida familiar. Pero la familia es mucho más que una palabra que oímos o pronunciamos con frecuencia. Es más que un cobijo para solucionar las necesidades básicas. ¿Qué sería de nosotros sin la familia? ¿Puede un ser humano subsistir sin ella? La familia es un don, pero también un proyecto y un campo de trabajo. Sostiene a la persona en su realidad más profunda y singular; la envuelve en todas sus dimensiones físicas y espirituales; la acompaña en todo momento, desde el nacimiento hasta la muerte. En ella se aprende a llenar la vida de sentido; es el mejor ámbito para la maduración. Consideremos la familia no sólo desde la naturaleza y la cultura, sino también desde la fe y el Evangelio. El Concilio Vaticano II, abierto y dialogante con el mundo, en su Constitución Gaudium et Spes afirma que es escuela del más rico humanismo y constituye el fundamento de la sociedad (GS 52). Inspirados o no en estas afirmaciones, muchos pensadores coinciden en asegurar que la familia es de lo más humano que tenemos, quizá la mayor fuente de humanidad que existe. Si alguien no ha sido esculpido sanamente en el taller de la familia, probablemente sufrirá quiebras en su humanidad. Cada uno es importante en la familia simplemente porque existe y existe con otros. Por eso es lugar de encuentro y encuentro en gratuidad. La vida familiar se cuece en el caldo del cariño, de la comunicación y del respeto, y se teje con la aportación y el trabajo de todos. Por eso es tan humana y marca tan profundamente. Pero la familia ideal es una excepción. Lo normal es que las crisis, los problemas y las tensiones zarandeen la vida familiar. Y lo lamentable es si degeneran en acritud o, peor aún, en corrupción. A nadie se le escapa que hay familias en las que en vez de amor, hay frío; en vez de alegría, hay angustia; en vez de liberación, hay opresión; en vez de hogar, hay fonda... Todos sabemos de familias que no educan para la solidaridad, sino para la injusticia y para los privilegios; no educan para la responsabilidad, sino para el conformismo. Conocemos familias que no han aprendido a compartir, sino a consumir; no han aprendido a dialogar, sino a gritar; no enseñaron a orar, sino a maldecir… La sociedad necesita de una familia sana y estable. En este sentido, la familia cristiana tiene un gran reto: ser ejemplo, fermento y sacramento. Por tanto, son muchos los aspectos que hay que atender en la vida familiar, muchos los valores que hay que cultivar y respaldar; pero el amor por encima de todo porque lo encierra todo. Los conflictos no faltaron en la Familia de Nazaret. El Evangelio lo expone claramente. Pero el conflicto en sí mismo no es malo; al contrario, muchas veces es una consecuencia lógica de los diferentes modos de entender o interpretar la realidad; incluso puede ser muy enriquecedor si la confrontación de pareceres fortalece la convivencia, afirma la vida personal y favorece la educación mutua. P.Hidalgo

domingo, 23 de diciembre de 2018

El profeta Miqueas esboza cómo serán el talante y la misión del Mesías que el pueblo religioso espera como salvador. No vendrá a lo grande. Será un aldeano sencillo, una persona modesta, popular…; eso sí, profundamente creyente, fraternal y pacificador.Efectivamente, Jesús fue así. La voluntad del padre fue su gran motivación. Empapado de fidelidad y de colaboración redentora, orientó su vida por la línea del Reino de Dios. Encontró en la obediencia creyente una gran motivación y capacitación. Todo su recorrido humano estuvo impregnado por la convicción que destaca la carta a los hebreos: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad".

La Tradición nos recuerda: no hay sacrificio de mayor categoría que cumplir la voluntad de Dios. Esto es lo que más le agrada y el mejor testimonio que podemos aportar. Cualquier otra ofrenda no vale, si no refleja obediencia diaria a la voluntad de Dios. Jesús es un ejemplo de cómo vivir disponible ante Dios, mande lo que mande. Su oración trágica entre sudores de sangre en el huerto de Getsemaní confirma hasta qué punto la voluntad de Dios tenía peso y valor para Él: "Padre mío, si es posible que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres" (Mt 26, 39). Por otra parte, conforme se acerca la Navidad, María de Nazaret adquiere protagonismo. El encuentro que presenta el Evangelio es una escena admirable. Está llena de Espíritu, de sorpresa, de ritmo, de alabanza, de felicitación. Hay que destacar cómo la experiencia de Dios impulsa a María a hacer un camino de solidaridad. Después de la anunciación "fue aprisa a la montaña", a casa de Isabel para ayudarla. Pero ya no fue sola. Iba Dios en ella y con ella. El encuentro entre las dos mujeres embarazadas es de profundo regocijo. Hay un diálogo entrañable entre creyentes: "¡Dichosa tú, que has creído!”. Ambas viven la comunión con Dios. Ambas oran la vida. Pero María es realzada, además, por su actitud de servicio. P.Hidalgo

Hay que destacar cómo la experiencia de Dios impulsa a María a hacer un camino de solidaridad. Después de la anunciación "fue aprisa a la montaña", a casa de Isabel para ayudarla. Pero ya no fue sola. Iba Dios en ella y con ella. El encuentro entre las dos mujeres embarazadas es de profundo regocijo. Hay un diálogo entrañable entre creyentes: "¡Dichosa tú, que has creído!”. Ambas viven la comunión con Dios. Ambas oran la vida. Pero María es realzada, además, por su actitud de servicio...

domingo, 16 de diciembre de 2018

El tercer domingo de Adviento es especialmente jubiloso y alegre en su mensaje. San Pablo es insistente motivando la alegría "en el Señor", porque no se trata de cualquier alegría, sino de una alegría religiosa, mesurada, comunitaria: "Estad alegres" porque "el Señor está cerca"...

Esta alegría es uno de los testimonios más convincentes que los cristianos podemos presentar. Generalmente abundan más la amargura, la depresión y el desengaño que la alegría serena y contagiosa. Ésta es un don del Espíritu Santo, pero está al alcance de cualquiera si cultiva la vivencia de Dios y la espiritualidad evangélica. El Evangelio evidencia que Juan el Bautista tenía una personalidad impresionante. Para Jesús, nadie nacido de mujer fue más grande que Juan el Bautista. Como profeta, impactó fuertemente a la gente porque no se andaba por las ramas: sus pronunciamientos eran claros y sus mensajes muy concretos y directos: "No exijáis más de lo establecido", "no hagáis extorsión a nadie", "el que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene". Juan promovía una conversión personal para que repercutiera comunitariamente. Constata el Evangelio que el acercamiento a Juan el Bautista despertaba sinceridad y cuestionamiento. Le preguntaban: "¿Qué hacemos?". Él recomendaba honradez, justicia y solidaridad, porque el amor es la mejor onda para conectar con Dios, y la conversión es auténtica si se demuestra con signos y gestos de justicia y de solidaridad. Si nos aplicamos las preguntas que la gente hacía a Juan, preparamos adecuadamente la Navidad. El precursor de Jesús llegaba a la gente. Su mensaje tenía verdadera autoridad. En torno a su persona se formó pronto un movimiento religioso: pero Juan se encargó de canalizarlo hacia Jesús, porque "Él puede más que yo". Decía: “Yo no merezco desatarle la correa de sus sandalias". Juan bautizaba con agua; Jesús con Espíritu Santo y con fuego. P.Hidalgo

domingo, 9 de diciembre de 2018

Domingo Segundo de Adviento.- La propuesta de hoy es que abramos caminos para que la salvación discurra con fluidez. ¿Cómo? Enderezando lo torcido, eliminando asperezas, rectificando equivocaciones... Con un lenguaje figurado la Palabra de Dios nos pide desmontar terrenos, allanar, es decir, mejorar la mentalidad y eliminar los obstáculos que impiden la irrupción del Reino de Dios...

La voz de los profetas incitando a la esperanza y a la conversión, y recordando cómo hay que preparar los caminos del Señor, tiene un único objetivo: que todos vean la salvación de Dios. No es posible el disfrute y, menos aún, el contagio de la salvación, si tenemos un corazón torcido, unas relaciones escabrosas o una manera de ser que no es llana ni sencilla. La propuesta de hoy es que abramos caminos para que la salvación discurra con fluidez. ¿Cómo? Enderezando lo torcido, eliminando asperezas, rectificando equivocaciones... Con un lenguaje figurado la Palabra de Dios nos pide desmontar terrenos, allanar, es decir, mejorar la mentalidad y eliminar los obstáculos que impiden la irrupción del Reino de Dios. Avanza la conversión cuando los valores penetran en nuestra sensibilidad. Y todos tenemos capacidad para apreciar los valores esenciales de la vida, sobre todo si nos ponemos a tiro de la conciencia y nos dejamos cuestionar por el Evangelio. Por el contrario, si nos abandonamos y no nos evaluamos, perdemos sensibilidad y entonces no captamos los valores humanos y evangélicos. Hoy Juan el Bautista ha saltado al primer plano del Adviento con un mensaje claro y directo: Predicaba "un bautismo de conversión para el perdón de los pecados". Llegó a jugarse la vida por ser profeta. Su palabra cálida, apasionada y testimonial fue el complemento de los signos que realizaba. Adviento es llamada a levantar la moral, a reforzar la espiritualidad, a enderezar la conducta, a crecer en entusiasmo evangélico; y socialmente, a eliminar desigualdades injustas y a elevar los derechos y las responsabilidades humanas. Si procedemos así, muchos vecinos podrán "ver" la salvación de Dios. P.Hidalgo

sábado, 8 de diciembre de 2018

En María, Dios pudo disfrutar el ideal que había proyectado. En ella la bienaventuranza divina no queda rebajada porque el pecado nunca le pudo penetrar. En ella, como en Jesús, acontece la plenitud de la creación. Es la llena de gracia; la purísima, como dice el pueblo; la hija que maravilla a Dios Padre; la que atrae el germen fecundo del Espíritu; una digna madre para el Dios-con-nosotros que viene al mundo como Redentor. En ella se cumple el ideal evangélico...

¡Qué oración tan honda y entrañable recoge la carta a los efesios! ¡Qué bien expresa la fe cristiana! En Jesús, Dios nos ha bendecido con toda clase de bienes. Nos pensó y eligió para que fuésemos santos e irreprochables. ¿Caben mejores sueños y proyectos? Éste fue el plan que Dios diseñó desde el principio. Quiso ser amigo de todos. ¡Qué intuitivamente lo recoge el Génesis! Dios paseaba por el jardín al fresco del día y se comunicaba con el hombre y la mujer. Pero cuando pecaron, ya no quisieron pasear con Él y se escondieron (Gn 3,8). María no siguió este mal ejemplo. Nunca tuvo motivos para esconderse de Dios. Al contrario, es la criatura que colabora al cien por cien para recomponer la Alianza. Su hijo será la Alianza nueva y definitiva. En María, Dios pudo disfrutar el ideal que había proyectado. En ella la bienaventuranza divina no queda rebajada porque el pecado nunca le pudo penetrar. En ella, como en Jesús, acontece la plenitud de la creación. Es la llena de gracia; la purísima, como dice el pueblo; la hija que maravilla a Dios Padre; la que atrae el germen fecundo del Espíritu; una digna madre para el Dios-con-nosotros que viene al mundo como Redentor. En ella se cumple el ideal evangélico. María, una mujer del pueblo, una vecina más de Nazaret, semejante a tantos y sin llamar la atención es, sin embargo, distinta, creyente y sana desde la raíz, atenta, disponible y solidaria, un orgullo para la Iglesia y para cualquier sociedad. Rebosante de humanidad y de fe, es un espejo en el que todos nos podemos mirar, pues, aunque es distinta, no está distante: al contrario, acerca la salvación prometida por el mismo Dios. Que ningún pecador se desespere. María es madre y símbolo esperanzador. Es estímulo y alternativa: "Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya" (Gn 3,15). En su humilde condición de esclava del Señor, nos invita a orar: "Hágase en mí según tu palabra" y a disfrutar la vocación de hijos adoptivos. Si Dios Padre nos ha bendecido en Jesús con toda clase de bienes, la esperanza ha de quedar reforzada. Si María es creyente, fiel y fecunda en evangelio, también nosotros podemos renovarnos y crecer en fidelidad. Vivir la condición nueva y pascual no es un sueño inalcanzable.P.Hidalgo.

domingo, 2 de diciembre de 2018

Adviento es una dinámica de vigilancia y de espera. Entre lo más significativo, sobresale la esperanza, un valor de alto estímulo frente a tanta rutina, desaliento, cansancio o mirada corta. Todos necesitamos imperiosamente la esperanza; sin ella es imposible sobrevivir. Renueva siempre, revitaliza, alimenta la ilusión y el compromiso. La esperanza que ha animado a tantas generaciones de creyentes, nos sale al paso de manera especial en cada Adviento...

Adviento, como tiempo que prepara la Navidad, se reduce a cuatro semanas. Pero el Adviento verdadero no tiene límite de tiempo, es cosa de todo el año y de cada día; es un talante, una actitud del alma. Adviento es una dinámica de vigilancia y de espera. Entre lo más significativo, sobresale la esperanza, un valor de alto estímulo frente a tanta rutina, desaliento, cansancio o mirada corta. Todos necesitamos imperiosamente la esperanza; sin ella es imposible sobrevivir. Renueva siempre, revitaliza, alimenta la ilusión y el compromiso. La esperanza que ha animado a tantas generaciones de creyentes, nos sale al paso de manera especial en cada Adviento. Hay quien ve en el Adviento un buen antídoto contra todo tipo de desmotivación, pesimismo o frustración, y propone: — Contra la vejez del espíritu, la juventud del Adviento. — Contra el desánimo crónico, la esperanza del Adviento. — Contra el pesimismo generalizado, la ilusión del Adviento. — Contra la tristeza morbosa, la alegría del Adviento. — Contra el cansancio agudo, el espíritu del Adviento. — Contra la rutina inconsciente, la vigilancia del Adviento. — Contra la incapacidad radical, la oración del Adviento. Jesús es la mayor esperanza posible para que la humanidad entera y cada de uno de nosotros podamos avanzar. Él se nos acerca a diario de distintos modos y mediante símbolos variados: su Palabra, la Comunidad, los sacramentos, los pobres, ciertos acontecimientos, la cruz de cada día... Nos encuentra a ras de suelo, en la calle, en los caminos... El Evangelio lo ha expresado con alta animación: "¡Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación!". Este Adviento nos invita a ir por la vida con la cabeza alta y con la conciencia tranquila, es decir, con dignidad. Para ello es imprescindible andar despiertos, vigilantes, con buena salud moral, porque con el espíritu embotado no se va a ninguna parte. Por eso: — Cuando nos llenamos de ideales, es Adviento. — Cuando creemos en la utopía, es Adviento. — Cuando tenemos hambre y sed de justicia, es Adviento. — Cuando trabajamos por la paz, es Adviento. — Cuando pedimos que venga a nosotros el Reino de Dios, es Adviento. — Cuando esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, es Adviento. — Cuando sufrimos con paciencia, es Adviento. — Cuando sembramos el Evangelio, es Adviento. — Cuando oramos para reforzar el compromiso, es Adviento. — Cuando decimos: "Ven, Señor, Jesús", es Adviento. P.Hidalgo

domingo, 25 de noviembre de 2018

El futuro nunca está cerrado para un creyente. En todo momento hay oportunidad de salvación. La esperanza es compañera inseparable de la Iglesia como lo fue del antiguo pueblo de Dios. No se aleja de la vida de ningún creyente. Cada generación tiene oportunidades de salvación y de entusiasmo en el encuentro mesiánico con Jesús. Dios actúa provocando continuamente sensaciones saludables, aunque sólo se captan si uno está en su onda.

COMENTARIO: En el último domingo del año litúrgico los cristianos condensamos el significado de Jesús con el acento solemne de Rey y Señor del universo. Es un título con referencias simbólicas y acentos mesiánicos. Ya en los comienzos de la Iglesia, como lo recoge el libro del Apocalipsis, se celebraba a Jesucristo como el "Testigo fiel”, el "Príncipe de los reyes de la tierra”, el que "merece la gloria y el poder por los siglos de los siglos”. Otros escritos del Nuevo Testamento recogen la experiencia de que Cristo es Señor para gloria de Dios Padre. Aparentemente sorprende aplicar este título a Jesús, porque Él no vivió como un rey, sino como un servidor, su opción no fue el poder, sino la humildad y el desprendimiento; su trono fue la cruz; y su corona, una de espinas. Para colmo dice que su "reino no es de este mundo”. Es que todo lo de Jesús suele ser chocante y alternativo. Efectivamente descartó toda aspiración política, no persiguió el poder, no quiso sobresalir ni triunfar, no necesitó ejército para defenderse. Su Reino es un servicio a la verdad, un testimonio de la fuerza que tiene la fidelidad hasta el martirio. Jesús dice bien cuando afirma que su Reino no es de este mundo y, sin embargo, sí es para este mundo. A los cristianos nos cuesta entender esto. Más de una vez intentamos acomodar el Reino de Dios al pensar de la gente, y entonces lo desvirtuamos, lo convertimos en un sucedáneo. Jesús ha sido reconocido como Rey y Señor porque ha servido a la humanidad como nadie, y porque su testimonio es una provocación a gastarse en misericordia, solidaridad y servicio hasta el martirio. Qué bendición para la historia si los cristianos fuéramos verdaderos testigos de este Rey, si miráramos a los demás con sus ojos y estableciéramos las relaciones motivados por la fe. Ahí tenemos su ejemplo y su verdad. Ahora nos toca a nosotros mantener la alternativa de este Reino, que no es de este mundo y sí para este mundo. En la oración que nos entregó Jesús nos incita a pedirlo tal y como lo sueña el Padre: de verdad y de vida, de libertad y de justicia, de amor y de paz. Pero orar no es sólo suplicar, sino arrimar el hombro y construir. P.Hidalgo

sábado, 24 de noviembre de 2018

domingo, 18 de noviembre de 2018

El futuro nunca está cerrado para un creyente. En todo momento hay oportunidad de salvación. La esperanza es compañera inseparable de la Iglesia como lo fue del antiguo pueblo de Dios. No se aleja de la vida de ningún creyente. Cada generación tiene oportunidades de salvación y de entusiasmo en el encuentro mesiánico con Jesús. Dios actúa provocando continuamente sensaciones saludables, aunque sólo se captan si uno está en su onda...

Antes o después, los tiempos difíciles nos llegan a todos: situaciones de gran tensión, fuertes dificultades, desequilibrios, pérdida de valores, futuro amenazado... Pero a un creyente nunca le ha de faltar la esperanza. La sabiduría popular asegura: siempre que hay tormenta, escampa. Los creyentes decimos: la misericordia de Dios no da marcha atrás; la intervención redentora de Jesús sigue siendo válida. Él mismo es la Alianza nueva y definitiva. Es evidente que los momentos difíciles producen conmoción. Pero, con el lenguaje simbólico que caracteriza a la Biblia, se nos dice hoy: "Aprended lo que os enseña la higuera cuando sus yemas y brotes os hablan de primavera...". Es decir, hemos de saber interpretar las múltiples señales de la naturaleza, los mensajes de los acontecimientos y las diferentes indicaciones de los signos de los tiempos. El futuro nunca está cerrado para un creyente. En todo momento hay oportunidad de salvación. La esperanza es compañera inseparable de la Iglesia como lo fue del antiguo pueblo de Dios. No se aleja de la vida de ningún creyente. Cada generación tiene oportunidades de salvación y de entusiasmo en el encuentro mesiánico con Jesús. Dios actúa provocando continuamente sensaciones saludables, aunque sólo se captan si uno está en su onda. La esperanza, como la fe y la caridad, tiene mucho que ver con el dinamismo de los creyentes y con el Reino de Dios. Porque esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, nos sale el compromiso del alma, para vivir ya, personal y comunitariamente, la plenitud que se nos promete y que podemos disfrutar germinalmente. No hay quien pueda alejar de la historia el influjo salvador de Jesús. Llegará un día, los tiempos nuevos, en que podremos experimentarlo por completo. P.Hidalgo.

domingo, 11 de noviembre de 2018

VOCACIONES MISIONERAS

Queridos congregados, hermanas, laicos asociados y jóvenes, El domingo 11 de noviembre celebraremos la Jornada Mundial Anual de Oración por la Vocación Misionera Redentorista. En esta celebración recordaremos la fecha fundacional (9 de noviembre) y daremos gracias por el testimonio del Redentor dado por generaciones de misioneros redentoristas de todo el mundo a lo largo de estos 286 años. Al escribir hoy desde el Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes la fe y el discernimiento vocacional, me permito recordar que nuestra vocación misionera está en el corazón de la misión de la Iglesia. Y este Sínodo nos recuerda también que en el corazón de la misión de la Iglesia están los jóvenes, y especialmente los heridos o marginados, los emigrantes o los abandonados. Hoy, mientras acompañamos a tantas mujeres y hombres jóvenes en el discernimiento de su vocación como discípulos misioneros, estamos llamados de una manera muy especial a ser testigos proféticos y auténticos del Redentor. El Sínodo nos ha permitido hacer memoria de las heridas sufridas por tantos jóvenes y familias en el mundo de hoy. En todo el mundo, la gran mayoría de los emigrantes son jóvenes. Muchos son expulsados de sus hogares por la guerra, por la pobreza, por la persecución religiosa… Otros se desplazan de las zonas rurales a los centros urbanos en busca de educación, empleo o una oportunidad para mejorar sus vidas. Otro gran número de mujeres jóvenes y niños caen víctimas del tráfico de personas. Y hay otros que están en la búsqueda de un significado, reconocimiento y propósito para su existencia. Hablando recientemente de esta realidad, el Papa Francisco nos exhortaba a “no tener miedo de descender al infierno que pueden estar viviendo las personas …, al sufrimiento, ya sea humano, social, o al de la conciencia …, tenemos que estar allí, tocar las heridas. Y al tocar las heridas de la gente, tocamos las heridas de Cristo. Nunca debemos temerle a esto. Esa es una gracia que recibimos de la mano del Señor”. Mientras nos acercamos a esta Jornada Mundial de Oración por la Vocación Misionera Redentorista, tenemos presente el proceso del Sínodo iniciado por el Santo Padre en el que muchos de nosotros hemos participado. La Asamblea del Sínodo que concluye el 28 de octubre no es el final del proceso. El Papa Francisco nos ha invitado a seguir caminando con los jóvenes en esta preparación para la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá y a continuar después con la fase de implementación post-sinodal en cada continente, país y diócesis. En este proceso de discernimiento y compromiso vamos caminando junto con nuestras hermanas y hermanos jóvenes. Al mismo tiempo, apreciamos y celebramos el creciente número de hombres y mujeres laicos llamados por Dios a compartir nuestra vocación misionera, como laicos misioneros y asociados. Estamos igualmente agradecidos por la generosa respuesta que tantos candidatos y cohermanos más jóvenes siguen haciendo en el proceso de formación inicial. Al recordar a la viuda del pasaje evangélico del domingo 11 de noviembre, celebramos con gratitud por aquellos quienes, desde su pobreza, “han dado todo lo que tenían para vivir.” Las vidas de nuestros cohermanos mayores que han perseverado con gozo y esperanza en su vocación, son un auténtico y profético testimonio del Redentor que nos llama, en solidaridad, a tocar sus heridas hoy. En este Espíritu, pido a cada comunidad redentorista que celebre esta Jornada Mundial de Oración en cada una de nuestras iglesias. En los últimos años, algunos han dedicado una petición particular en la oración de los fieles, otros han programado una hora de adoración eucarística, otros han aprovechado la ocasión para promover nuestra vocación misionera con la exhibición de materiales sobre los Redentoristas. Y otros, por su parte, han recurrido a la colecta para el Fondo de Solidaridad Redentorista (Dec. 19), que se utiliza en la formación inicial de los misioneros redentoristas, especialmente en los países en desarrollo. Les insto a que sean creativos y reflexivos; quizá este año pueda ayudar el pedir ideas e involucrar a los grupos juveniles en la planificación. Que podamos avanzar en el seguimiento de “Cristo Redentor con corazones llenos de gozo” (Const. 20), con la confianza de que somos enviados “como cooperadores, socios y servidores de Jesucristo en la gran obra de la Redención” (Const. 2). Que María, nuestra Madre del Perpetuo Socorro, nos acompañe siempre. Que san Alfonso, y todos nuestros santos, beatos y mártires nos inspiren y nos ayuden con su intercesión. Su hermano en Cristo Redentor, Michael Brehl, C.Ss.R. Superior General Cartel – Jornada Vocación Misionera Redentorista

Hoy Domingo 11 de Noviembre Dia de la Iglesia Diocesana

¿Hemos dado alguna vez de lo que necesitamos para vivir? ¿Damos sólo de lo que nos sobra? ¿Qué aporta cada uno de nosotros a la Comunidad? ¿Qué aporta al pueblo? ¿A qué nivel de generosidad se encuentra cada uno? Generalmente no es la cantidad lo más importante, sino la calidad de intención con que se comparte. Esto es lo que alaba Jesús...

Valoramos de alta generosidad a quienes están dispuestos a donar sus órganos, su sangre... Es cierto: se desprenden de algo necesario para vivir. Generalmente se trata de personas anónimas, sin relieve social, gente sencilla y corriente, como las viudas que resaltan los textos bíblicos de hoy, aunque en aquellos tiempos las viudas del pueblo llano eran doblemente pobres y doblemente desgraciadas. Éstas, que recoge hoy la Palabra bíblica, son presentadas claramente como personas sin recursos, pero muy grandes de corazón y con una calidad humana impresionante: dan todo lo que tienen para vivir. Abundan, más de lo que pensamos, las personas generosas que, con sencillos gestos y sin pregonarlo, hacen agradable la vida a los demás. Jesús alaba este modo de proceder: destaca el valor de los que hacen las cosas de una manera discreta, sin hacer ruido y sin darse importancia. Alabando a la viuda, viene a decir, de otra forma, que los últimos son los primeros y que la aportación de los más pobres suele ser la más válida. Es cierto y hay que expresarlo una vez más: sólo los pobres saben lo que es pasar necesidad y, por eso, saben ser desprendidos y generosos. Generosidad y compartir son valores fundamentales social y cristianamente. Pero la generosidad que promueven hoy los textos bíblicos es la que llega a desprenderse incluso de lo necesario. Estas mujeres ofrecieron lo que tenían llevadas por la misericordia. En esta línea superior, dice la carta a los Hebreos, Jesús se ofreció a sí mismo, como sacerdote de la nueva Alianza, para quitar los pecados de todos. Así su redención es válida y significativa de una vez para siempre. Aplicándonos el mensaje de este domingo, nos debemos preguntar: ¿Hemos dado alguna vez de lo que necesitamos para vivir? ¿Damos sólo de lo que nos sobra? ¿Qué aporta cada uno de nosotros a la Comunidad? ¿Qué aporta al pueblo? ¿A qué nivel de generosidad se encuentra cada uno? Generalmente no es la cantidad lo más importante, sino la calidad de intención con que se comparte. Esto es lo que alaba Jesús. Hay riquezas mayores que el dinero o el relieve social. Una de estas riquezas es la generosidad. Así entendió la primera Iglesia el ejemplo personal de Jesús: siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza (Cf. 2Co 8,9). Y así comenzaron a vivir los primeros cristianos: no consideraban como propio nada de lo que tenían, todo era común y nadie pasaba necesidad (Cf. Hch 2,44-45; 4,32). Entresacamos del salmo responsorial estos versículos: El Señor hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos, sustenta al huérfano y a la viuda... La generosidad atrae la bendición divina. La viuda que compartió con Elías su último panecillo encontró más harina en la orza y más aceite en la alcuza. Lo han comprobado muchos creyentes: Cuando se llega a grados superiores de generosidad, sorprendentemente más se recibe. P.Hidalgo.

domingo, 4 de noviembre de 2018

Jesús y con Él todos los creyentes lúcidos afirman que lo fundamental y prioritario de la fe es el amor, es como la esencia de la religión. Por eso, los cristianos hemos de sobresalir en el amor a Dios y a los demás. Es como nuestra especialidad, aquello en lo que hemos de ser unos expertos, lo que hemos de acentuar con nuestro testimonio...

En muchos ambientes de nuestra sociedad los eslóganes que más suenan son: "compra", "disfruta", "vive mejor"... Para una mentalidad individualista el objetivo principal es: "sube", "triunfa", "vive para ti mismo"... Para un cristiano el mandamiento principal es: "ama a Dios y al prójimo". Sabemos de memoria, y desde niños, que todos los mandamientos del cristianismo se resumen en dos: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Pero, ¿lo sabemos también con el corazón y lo expresamos en la vida de cada día? Aquel letrado que preguntó a Jesús parece que quedó muy convencido. ¿Qué grado de convencimiento tenemos nosotros? El amor a Dios y el amor a los demás no se confunden, pero van unidos; son inseparables para un cristiano. Más aún, el amor al prójimo es la muestra testimonial de que amamos a Dios. Y es lo mejor que podemos hacer para alabarlo y darle gloria. Poner la vida al servicio del amor vale más que todas las devociones, ofrendas y sacrificios. El culto nuevo y específico que Dios espera de nosotros es que amemos a espacio pleno y a fondo perdido. Jesús y con Él todos los creyentes lúcidos afirman que lo fundamental y prioritario de la fe es el amor, es como la esencia de la religión. Por eso, los cristianos hemos de sobresalir en el amor a Dios y a los demás. Es como nuestra especialidad, aquello en lo que hemos de ser unos expertos, lo que hemos de acentuar con nuestro testimonio. Por tanto, es conveniente que nos examinemos: ¿Cómo andamos de amor a Dios y de amor al prójimo? Comentaban una vez en cierta parroquia: "Ya pueden habernos ungido con un litro de aceite el día de nuestro bautismo; si no amamos, no somos cristianos. Ya pueden habernos echado aquel día un cubo de agua o haber encendido el cirio más grande; si no amamos, no somos cristianos. Ya pueden habernos cubierto con el paño más blanco y bonito el día del bautismo; si no amamos, no somos cristianos". Recordemos: Lo principal es amar a Dios y al prójimo. Si no amamos, estamos fallando en lo esencial. P.Hidalgo

domingo, 28 de octubre de 2018

¿Nos hemos encontrado alguna vez como ciegos? ¿Hemos tenido reparos en gritar a Jesús? A Bartimeo no le dio ninguna vergüenza; al contrario, no hizo el más mínimo caso a los que le reñían, porque éstos no querían su bien; preferían verlo hundido en su ceguera y tirado para siempre en la cuneta de la vida. No, Bartimeo gritaba más y más: "Jesús, ten compasión de mí". ¡Qué oración tan sólida y total! Fue escuchado. Y, agradecido, siguió a Jesús haciendo camino...

El pasaje evangélico de hoy nos da pie para reflexionar, en primer lugar, con una parábola moderna, la parábola del viejo y el niño: Teóricamente nadie está tan propenso a entenderse como un viejo y un niño. Uno por ingenuidad y el otro por superación, ambos poseen la pureza de la verdad, al menos de esa verdad instrumental que llamamos sinceridad. El viejo es sincero porque nada pierde con serlo y queda a gusto. El niño lo es porque todavía no ha aprendido a no serlo. Pero esto es teoría. La vida nos enseña luego que el viejo y el niño no siempre se entienden y que la sinceridad es virtud compleja. El hecho es que el viejo y el niño se han encontrado en un parque. — ¿Por qué tienes los ojos tristes?, ha preguntado el niño. — Yo no tengo los ojos tristes, pequeño. Tengo los ojos usados, nada más. El viejo no ha podido menos de sonreír y pensar que los niños de hoy resultan fascinadoramente inteligentes. — Vamos a ver, amiguito, ¿qué entiendes tú por ojos tristes? — Pues ojos que acaban de llorar o parece que van a empezar a hacerlo. — Ni he llorado ni voy a llorar. — ¿Por qué quieres engañarme? Tienes los ojos tristes. — A ti te parecen tristes. Es así como yo miro siempre, pero no es tristeza; es sólo melancolía o enternecida decepción. — No entiendo. ¿Qué es melancolía? — Una tristeza que no llega a tanto. Es como llorar un poco por dentro. — ¿Cómo se llora por dentro? — Si aprendieras eso te harías mayor de golpe. Y eso no es conveniente. Déjalo estar, pequeño. Sí, tengo los ojos tristes porque hace tiempo que lloro por dentro y tengo una pequeña alegría a medio asfixiar... — Yo sé hacer la respiración boca a boca, abuelo. — Tú sabes ya tantas cosas que acaso eres como yo, pero sin los ojos tristes. — ¿Y por qué iba yo a tener los ojos tristes? — Tienes razón. Hacerse mayor es eso: ir encontrando motivos para entristecer los ojos. Nunca crezcas, pequeño. Pero si eres capaz de crecer sin entristecer los ojos, no llegarás a viejo, sino a santo. Crece, pequeño, crece... En segundo lugar, ciñéndonos al Evangelio reparemos que Bartimeo es un ciego que quiere ver. Por tanto, es un hombre inquieto, una persona con aspiraciones. No se ha resignado a su desgracia. Quiere mejorar llevado por un afán de superación, para lo cual lucha contra las adversidades propias y las del ambiente ("muchos le regañaban para que se callara"). Bartimeo estaba limitado, pero era un valiente. Intuía que el encuentro con Jesús desde la buena fe tenía que ser salvador. Y le grita cuando se acerca. Es sugerente la personalidad del ciego Bartimeo. Su mala situación no lo desanima. Insatisfecho por su suerte, busca y confía en alcanzar el milagro de una mayor capacitación. No cae en la trampa de la desesperanza. A diario sale al camino de la vida esperando que la luz y el don de Dios le lleguen a tocar el alma. Y le llegan: "Anda, tu fe te ha curado". ¿Nos vemos retratados en esta catequesis? ¿Nos hemos encontrado alguna vez como ciegos? ¿Hemos tenido reparos en gritar a Jesús? A Bartimeo no le dio ninguna vergüenza; al contrario, no hizo el más mínimo caso a los que le reñían, porque éstos no querían su bien; preferían verlo hundido en su ceguera y tirado para siempre en la cuneta de la vida. No, Bartimeo gritaba más y más: "Jesús, ten compasión de mí". ¡Qué oración tan sólida y total! Fue escuchado. Y, agradecido, siguió a Jesús haciendo camino...P.Hidalgo

MISA SOLEMNE Y PROCESIÓN EN LA PARROQUIA DEL PERPETUO SOCORRO EN VIGO GALICIA ESPAÑA DOMINGO 28 DE OCTUBRE DEL 2018 ORGANIZA HERMANDAD PERUANA EN GALICIA Y LA PASTORAL DIOCESANA DE LAS MIGRACIONES TUI VIGO

domingo, 21 de octubre de 2018

Nosotros seguimos a un Maestro que no ambicionó honores, ni privilegios, ni poder, ni riquezas. Lejos de nosotros tales tentaciones. Él es el siervo anunciado por Isaías, que cargó con nuestros pecados y entregó su vida como expiación. Él fue probado en todo como nosotros, pero vivió con dignidad, no pecó, dio culto al Padre con su manera de vivir y de actuar. Él es nuestro Redentor que sólo quiso servir y entregar la vida por todos...

El Evangelio ha terminado con una frase que define, explica y testimonia quién y cómo es Jesús: "El Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos". El punto de partida del comentario doctrinal que hace Jesús a todos los discípulos es la solicitud interesada de los hermanos Santiago y Juan. No le debió hacer ninguna gracia que le formularan aquella petición de ser los preferidos. Ni ellos ni los demás habían entendido la mentalidad de Jesús. No habían captado qué negativo es para un grupo andar con enchufes, privilegios y diferencias. Y, claro, surgió la desunión y la indignación. Jesús, reuniéndolos y tratando de componer la unidad quebrada, corrige a todos, les quita de la cabeza los delirios de grandeza y les da una lección de espiritualidad. Sus valores alternativos son la humildad, el despojo y el servicio radical. Y, para colmo de testimonio, Él mismo se pone como ejemplo y se ofrece de motivación, a ver si de esta manera le entienden mejor. ¡Qué lecciones tan estupendas y claras nos deja Jesús! Dichosa la comunidad que entiende y vive su mensaje. Dichosa la comunidad que enseña con la palabra y el ejemplo que no tiene más voluntad que la de servir, ni más poder que el de amar. Ojalá todas las comunidades cristianas fuéramos como unos focos potentes de despojo, de servicio y de comunión. Hoy Jesús nos ha vuelto a recordar por dónde va la línea de nuestra vocación. Los cristianos no hemos de correr a buscar los primeros puestos. Seguir a Jesús no es compatible con el deseo de prestigio, ni con el afán de poder, ni con ninguna ambición que no sea servir. El poder, generalmente, corrompe, es fuente de tiranía y de opresión. Por eso, Jesús alerta: "Entre vosotros nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor". Nosotros seguimos a un Maestro que no ambicionó honores, ni privilegios, ni poder, ni riquezas. Lejos de nosotros tales tentaciones. Él es el siervo anunciado por Isaías, que cargó con nuestros pecados y entregó su vida como expiación. Él fue probado en todo como nosotros, pero vivió con dignidad, no pecó, dio culto al Padre con su manera de vivir y de actuar. Él es nuestro Redentor que sólo quiso servir y entregar la vida por todos. He ahí nuestra espiritualidad. Los mejores de entre nosotros son los más sencillos y los que más sirven. Jesús es la medida de cuánto y cómo hemos de servir. En realidad, el servicio, como el amor, no tiene límites. Por eso, en nuestra mentalidad han de entrar muy hondo el sacrificio por los demás, el servicio desinteresado, la humildad elegida y la comunión con todos. Como final de nuestra reflexión, recordemos la respuesta chocante que dirige Jesús a los dos hermanos: "No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?". Y es que el Reino de Dios se logra con sacrificio y oblación.P,Hidalgo

domingo, 14 de octubre de 2018

Para ser buen cristiano no basta con cumplir los mandamientos. Estos son del tiempo de Moisés y Jesús los da por supuestos. Jesús invita a algo más. Y por eso el Evangelio insinúa: uno no es bueno del todo por hacer sólo lo que está mandado, sino por seguir radicalmente las indicaciones de la conciencia y del Espíritu...

La persona religiosa y creyente tiene la suerte de descubrir el valor y el alcance de la sabiduría bíblica. Es un don preferible a la salud y a la belleza, la capta el espíritu orante, ayuda poderosamente a vivir. Es el gran tesoro que da color y brillo a todos los valores. Es mucho más que lo que entendemos por sabiduría ilustrada. Enseña y no defrauda. Se afirma en criterios sólidos y nos coloca en íntima amistad con Dios. Por su parte, qué gran descripción hace la carta a los Hebreos de la Palabra de Dios: Es viva, eficaz, tajante, penetrante, juzga los deseos y las intenciones del corazón, cuestiona, ilumina, salva... Los amigos de Dios son sensibles y se esfuerzan por ser fieles a su Palabra. En el Evangelio Jesús aconseja, una vez más, que no se puede servir a Dios y al dinero. Es un error y un peligro optar por la riqueza: ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si malogra su vida? Por el contrario, es acertado y tiene un gran sentido comunitario optar por un estilo de vida pobre y desprendido. Esta opción es distintiva de los verdaderos seguidores de Jesús. En efecto, para ser buen cristiano no basta con cumplir los mandamientos. Estos son del tiempo de Moisés y Jesús los da por supuestos. Jesús invita a algo más. Y por eso el Evangelio insinúa: uno no es bueno del todo por hacer sólo lo que está mandado, sino por seguir radicalmente las indicaciones de la conciencia y del Espíritu. Esta persona que corre al encuentro de Jesús, el llamado joven rico, parece que se acerca con intenciones limpias. Sin embargo, por el transcurso de la escena se puede concluir que no. Probablemente se trata de un fariseo que sólo estaba dispuesto a ir hasta donde indicaba la ley. El caso es que con la pregunta y la primera respuesta que da, asombra a Jesús: desde chaval había cumplido los mandamientos, lo que tradicionalmente se pide a todos. Jesús le plantea algo más: que se atreva a ir más allá de lo meramente marcado por los mandamientos: "Una cosa te falta: anda, vende cuanto tienes, dáselo a los pobres..., ven y sígueme". ¿Con qué intención corrió aquella persona al encuentro con Jesús? Este le hizo una invitación a superarse, a ir a lo más difícil. Pero no quiso, dio la espalda y se retiró. Rehusó las exigencias del seguimiento cristiano. Jesús no pudo hacer otra cosa que respetar su libertad con los riesgos que se derivan de ella. Seguramente en ambos quedó una dosis de amargura, aunque de estilo diferente. En resumen, la radicalidad de Jesús no tiene fronteras. Sin un corazón libre y generoso es imposible entenderlo, como es imposible apuntarse al Reino de Dios. El apego a la riqueza genera avaricia, egoísmo, envidia, rebaja la sensibilidad y cierra el corazón a la fraternidad, despersonaliza y esclaviza. La pobreza, elegida libremente, es una propuesta de Jesús a todos los que quieren seguirlo. Es una bienaventuranza para ser feliz, un chispazo de sabiduría. Cantidad de gente piensa que el dinero abre muchas puertas; otros pensamos que cierra la sensibilidad a muchos valores. P.Hidalgo

domingo, 7 de octubre de 2018

Para Jesús el ideal es el que viene desde el principio. Los relatos bíblicos del Génesis recogen el plan de Dios de estar presente en el amor de la pareja como testigo cordial y animador: "No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude... Y creó Dios al hombre a su imagen...: hombre y mujer los creó". Alteridad y complementación están diseñadas en la psicología humana y engarzadas por el atractivo mutuo y por el amor. El amor es lo que da estabilidad a la pareja...

Cuando Jesús decidió dar la cara públicamente por el Reino de Dios, no lo tuvo fácil. Hubo gente que lo buscó para aclarar dudas o para ensanchar el espíritu; pero otros se le acercaron con mala intención. Una de las cuestiones que le plantearon, para ponerlo a prueba, fue la del divorcio. Es también una cuestión actual. Para Jesús el ideal es el que viene desde el principio. Los relatos bíblicos del Génesis recogen el plan de Dios de estar presente en el amor de la pareja como testigo cordial y animador: "No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude... Y creó Dios al hombre a su imagen...: hombre y mujer los creó". Alteridad y complementación están diseñadas en la psicología humana y engarzadas por el atractivo mutuo y por el amor. El amor es lo que da estabilidad a la pareja. Actualmente se oye comentar con cierta frecuencia que el matrimonio es ante todo un fenómeno cultural. Otros entienden que tiene mucho de natural. Nosotros preguntamos: ¿podemos decir que el ideal es como Jesús lo presenta? Los cristianos creemos que sí. Y por eso debemos propagar este ideal con la palabra y con el ejemplo. Sobre todo debemos publicar con el testimonio que es posible un amor de pareja limpio y fiel. En esto el ejemplo vale más que las palabras. Pero, por otro lado, debemos ser comprensivos y respetuosos con la realidad: no todos llegan a alcanzar el ideal, como sucede en tantos otros ámbitos de la vida. Sin embargo, hay que ser críticos con la realidad, para no ver como normal lo que estadísticamente es corriente. Según A. De Mello, preguntaba una pareja de recién casados: "¿Qué debemos hacer para que perdure nuestro amor?" Se les respondió: "Amad los dos juntos otras cosas". Es lo que propone otro autor contemporáneo: "Habéis nacido juntos y juntos permaneceréis para siempre jamás. Estaréis juntos cuando las blancas alas de la muerte dispersen vuestros días. Sí, estaréis juntos aún en la callada memoria de Dios. Pero dejad que haya espacios en vuestra compacta unidad. Y dejad que los vientos de los cielos dancen entre vosotros. Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura: dejad más bien que haya un mar meciéndose entre las costas de vuestras almas... Cantad y danzad juntos y estad gozosos, pero conservad cada uno vuestra soledad. Hasta las cuerdas del laúd están solas aunque vibren con la misma música... Estad juntos, peno no demasiado juntos: porque las columnas del templo guardan distancias, y el roble y el ciprés no crecen el uno a la sombra del otro". P.Hidalgo.

lunes, 1 de octubre de 2018

domingo, 30 de septiembre de 2018

Jesús nos da a entender con toda evidencia que todo lo bueno tiene que ver con Dios, y donde crece un valor humano es porque hay espiritualidad. Por tanto, lo que interesa es que avance el bien y la verdad en las personas y en la vida social. Y los cristianos nos hemos de alegrar de ello. Dios actúa en la historia con una gran libertad. Sus dones tienen alcance universal. El Espíritu sopla donde quiere y ciertamente de una manera plural y sorprendente...

COMENTARIO: Es severa la denuncia que hace la carta de Santiago sobre las desigualdades económicas. Es clara y directa la crítica que dirige a los egoístas que amontonan riquezas oprimiendo a los demás o cerrándose a compartir. Recordemos que una característica de los primeros cristianos fue la renuncia a la propiedad privada: "Lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno". Por tanto, abusar de los bienes materiales y generar injusticia es uno de los mayores escándalos contra el Reino de Dios. La riqueza suele corromper y esclavizar; la pobreza, elegida libremente, libera y solidariza. Jesús, persona altamente comunitaria, aborda en este Evangelio cuestiones de gran importancia para la vida vecinal y eclesial. Por ejemplo, los cristianos no tenemos el monopolio ni la exclusiva del bien, de la verdad y del compromiso ciudadano. Otras gentes, grupos y asociaciones también trabajan por la humanización de los ambientes, de las relaciones sociales y de la cultura. Quienes desarrollan iniciativas de humanización están en la misma línea que nosotros: procuran el milagro del bien común que nosotros entendemos como Reino de Dios. En verdad, hay gente formidable, que no se reconoce creyente, pero que lucha por el bien común y se vuelca en servicio a los demás. Hay personas, con otra mentalidad, que empujan tanto o más que nosotros la marcha de la historia y hacen cosas admirables por los demás. De todos éstos, aunque tengan otras ideas, no hemos de desconfiar; al contrario, hemos de colaborar con ellos, porque hacen el bien, promueven el desarrollo y elevan la dignidad de las personas. Jesús nos da a entender con toda evidencia que todo lo bueno tiene que ver con Dios, y donde crece un valor humano es porque hay espiritualidad. Por tanto, lo que interesa es que avance el bien y la verdad en las personas y en la vida social. Y los cristianos nos hemos de alegrar de ello. Dios actúa en la historia con una gran libertad. Sus dones tienen alcance universal. El Espíritu sopla donde quiere y ciertamente de una manera plural y sorprendente. Otra aportación de este Evangelio es alertar fuertemente contra el escándalo. El mal ejemplo pone en peligro la fe de los sencillos, mientras que el testimonio ayuda a vivir con calidad. Jesús pide muy encarecidamente que no hagamos daño a nadie; para lo cual, evitemos bajezas e infidelidades. En definitiva, un cristiano ha de ser ejemplar en todo, ha de tener el espíritu muy abierto para ver la mano de Dios más allá de las fronteras de la Iglesia y ha de saber colaborar con todos los que hacen el bien. El Reino de Dios es mayor que la Iglesia. P.Hidalgo

martes, 25 de septiembre de 2018

El profesor de Danza Contemporanea , Coreógrafo y director Juan Cid natural de Chile actuó en el Teatro Afundación "Teatro Garcia Barbón" en Vigo Galicia España.el pasado 25 de Septiembre del 2018 - participarón en su actuación dos miembros de la asociación Madres Latinas Luisi Motta León (Lima Perú)tocando el Bombo Andino y Marcela Gala (Santiago de Chile) con los palos de lluvia. Recordamos a la Canta autora Chilena Violeta Parra con su canción "En los Jardines humanos" este evento fué organizado por la Asociación ASOPEN en Galicia.

El profesor de Danza Contemporanea , Coreógrafo y director Juan Cid natural de Chile actuó en el Teatro Afundación "Teatro Garcia Barbón" en Vigo Galicia España.el pasado 25 de Septiembre del 2018 - participarón en su actuación dos miembros de la asociación Madres Latinas Luisi Motta León (Lima Perú)tocando el Bombo Andino y Marcela Gala (Santiago de Chile) con los palos de lluvia. Recordamos a la Canta autora Chilena Violeta Parra con su canción "En los Jardines humanos" este evento fué organizado por la Asociación ASOPEN en Galicia.

domingo, 23 de septiembre de 2018

Las ambiciones vanas no conducen a nada bueno. Es nefasto para la comunidad la búsqueda de privilegios o el afán de poder que llevan a la competencia y al dominio avasallador. La especialidad de los cristianos por vocación ha de ser el servicio desinteresado y la humildad. En la Iglesia la persona más valiosa, la más digna y, por tanto, la más importante es la que ama más, la más sencilla y la que más sirve. He ahí el ideal...

Las personas buenas nunca lo han tenido fácil: En primer lugar, porque hay que ganar la batalla interior del equilibrio y del deseo de santidad; en segundo lugar, porque hay que superar muchas tentaciones del ambiente. Lo describe muy bien el libro de la Sabiduría y lo vemos plasmado en la vida de Jesús así como en la historia de tantas personas de buena voluntad. Quienes quieren ser fieles a Dios y a su conciencia sufren cantidad de acosos y de hostilidades que ellos no se buscan; se los ponen los demás. Vivir la fe con radicalidad hace que uno sea diferente, que no sea del montón. Pero esto no les gusta a los del montón, porque la vida de los buenos es un símbolo que reprocha la mediocridad de los demás. Por eso hay que eliminarlos o lograr por todos los medios que sean del montón. Éstos resisten porque Dios los ilumina y acompaña. El Evangelio presenta nuevas y desconcertantes lecciones de Jesús. Si cautivaba a tanta gente es porque enseñaba desde la experiencia. Su doctrina es, sobre todo, un testimonio. Jesús es claro y directo a la hora de enseñar. Busca estar cercano y ser práctico para el pueblo. Sin embargo, hay gente que no le entiende o no le quiere entender, tal vez porque es demasiado explícito y no oculta su destino: entrega, fidelidad, sacrificio con todas las consecuencias. Ayer, como hoy, Jesús nos parece demasiado valiente. Acaso por eso evitamos rezar: "Vete a ver lo que nos puede decir...". Constata el Evangelio que a los discípulos les daba miedo preguntarle... ¿A nosotros? En el grupo de los discípulos, hombres de carne y hueso como nosotros, había malas ambiciones. Habían discutido por el camino porque unos querían sobresalir sobre otros, con las consiguientes envidias, recelos... Jesús los sorprende, una vez más, con una doctrina que no se lleva: "Quien quiera ser el más importante, que se haga el último de todos y el servidor de todos". O sea, los mejores cristianos son aquellos que eligen no sobresalir, sino ser los últimos, los más pequeños y simples (por ejemplo, como los niños), y los que sirven a todo el mundo. En otras palabras, el mejor brillo que puede tener la personalidad de un cristiano es el de la sencillez y el servicio. Como siempre, Jesús lleva toda la razón. Las ambiciones vanas no conducen a nada bueno. Es nefasto para la comunidad la búsqueda de privilegios o el afán de poder que llevan a la competencia y al dominio avasallador. La especialidad de los cristianos por vocación ha de ser el servicio desinteresado y la humildad. En la Iglesia la persona más valiosa, la más digna y, por tanto, la más importante es la que ama más, la más sencilla y la que más sirve. He ahí el ideal. P.Hidalgo

domingo, 16 de septiembre de 2018

Eucaristía en Honor a la Virgen de Coromoto "Patrona de Venezuela" hoy 16 de Septiembre del 2018 en la Iglesia de los Picos, organizado por la Asociación Venezolana Amigos de Venezuela en Vigo Galicia España

El texto evangélico es sorprendente y desafiante. Ningún cristiano que medite mínimamente el Evangelio se escapa de la encuesta directa que hace Jesús a sus discípulos: ¿Qué dices de mí?, ¿qué significo en tu vida?, ¿quién dices que soy? No interesa tanto la respuesta ideológica o cultural que podamos dar, cuanto la respuesta creyente: Por experiencia de fe, ¿qué decimos de Jesús?, ¿qué nos dice el alma que digamos?..

COMENTARIO: Creer es vivir como Jesús. El verdadero creyente nota que la fe le hace vibrar por completo. Por tanto, es más que un credo de verdades, es también una adhesión del corazón y un compromiso que se traduce en obras. Sólo una fe comprometida es sincera y auténtica. Refresquemos algunas vivencias y consideraciones: — La fe siempre es un don. Es también una razón poderosa para dar sentido a la vida. ¿Ilumina tu interior? ¿Cómo? — La fe se demuestra en la manera de actuar. La fe sin obras está vacía. ¿Cómo demuestras tu fe? — La fe recia y consolidada de los santos, ¿te dice algo? — La fe siempre provoca compromiso. ¿Te pide la fe algún compromiso? ¿Lo llevas a la práctica? El texto evangélico es sorprendente y desafiante. Ningún cristiano que medite mínimamente el Evangelio se escapa de la encuesta directa que hace Jesús a sus discípulos: ¿Qué dices de mí?, ¿qué significo en tu vida?, ¿quién dices que soy? No interesa tanto la respuesta ideológica o cultural que podamos dar, cuanto la respuesta creyente: Por experiencia de fe, ¿qué decimos de Jesús?, ¿qué nos dice el alma que digamos? Pedro confiesa: "Tú eres el Mesías". Pero no entiende que el Mesías tenga que sufrir tanto para salvar al mundo. Por un amor mal entendido tienta a Jesús, para que desista de su misión: no hace falta pagar un precio tan alto. Pedro pensaba al modo humano, no como Dios. Al igual que tantos judíos, había imaginado un Mesías con un proyecto diferente, triunfalista. Pero la lógica de Dios va por otro camino. La victoria del Mesías será consecuencia de su fidelidad sufriente, como expresa el texto de Isaías. Así pues, Jesús reprende a Pedro con dureza, porque está siendo en ese momento como el mismo diablo. Y dice más: no es verdadero seguidor suyo quien no acepte su mentalidad y sepa vivir con la espiritualidad de la cruz. Y añade: no hay mayor satisfacción en la vida que cuando uno se entrega y se sacrifica por amor. Amigos, qué raro es encontrar personas que piensen como Dios. Qué difícil es entender y aceptar a Jesús si no practicamos la conversión. Él no busca la cruz como un masoquista. No quiere el dolor por el dolor. Simplemente nos recuerda que la vida está entrecruzada, porque el sufrimiento es un componente de la existencia que hay que saber asumir. Todos tenemos nuestro viacrucis particular. Es imposible cumplir la voluntad de Dios sin abrazarse a la cruz. Qué razón tenía Jesús con aquella bienaventuranza: "Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la Tierra". Él no aconseja algo que no vea lógico y necesario y no lo testimonie anticipadamente. Por último, ¿cómo entendemos eso de "negarse a sí mismo para ganar la vida"? ¿Cómo nos suena ahora que tanto se habla de bienestar, de culto a la imagen y de hacer lo que apetece? La psicología asegura que para vivir con equilibrio y en armonía necesitamos ejercer un control sobre nosotros mismos. La espiritualidad evangélica, más práctica y humanizante, nos dice que sólo tendremos salud interior si invertimos la vida en amor, servicio y donación. P.Hidalgo.

domingo, 9 de septiembre de 2018

Los primeros cristianos resumían el testimonio de Jesús diciendo que pasó por el mundo haciendo el bien. ¿Cómo se consigue esto? Planteándolo y decidiéndolo todos los días, valorando el amor y el servicio a los demás como mandamientos que lo resumen todo. Si decidimos a diario hacer bien lo que hacemos y hacer el bien a los demás, casi sin darnos cuenta iremos creciendo en sensibilidad y en equilibrio. De momento, ahí tenemos el ejemplo de Jesús, reconocido y aplaudido por la gente. ..

COMENTARIO: Podemos afirmar que la atención, y hasta la predilección por los desfavorecidos, es el hilo conductor del mensaje bíblico de hoy. Es una constante en la Biblia la preocupación por los más necesitados. No es que haya que favorecerlos porque sean mejores, sino porque suelen ser víctimas de la injusticia y de la desigualdad de oportunidades, porque toda persona es sujeto de una dignidad fundamental y porque el objetivo de Dios es la fraternidad. Así pues, destacamos en primer lugar, la frase del texto de Isaías: "Decid a los cobardes de corazón: sed fuertes, no temáis". Resaltamos esto porque el Dios de la vida y el Mesías redentor pueden hacer muy poco por nosotros si mantenemos una condición débil, encogida y enfermiza. El mayor milagro que busca Dios en cada uno de nosotros es que desarrollemos plenamente todas nuestras capacidades y sentidos. Es así como entiende su desquite en nuestro favor. Salvación divina y plenitud de rendimiento por nuestra parte se corresponden. En segundo lugar, recordamos que el aire de comunión y de fraternidad es el que debe respirarse siempre en toda comunidad cristiana. Los privilegios discriminatorios son el resultado de una práctica humana contraria a los planes de Dios. Para Él todos somos iguales en origen y en dignidad: todos somos sus hijos. De ahí deriva que el título fundamental entre los cristianos sea el de hermano. Por tanto, hacer fraternidad es una tarea principal que nos pide nuestra vocación. La carta de Santiago lo refuerza: "No juntéis la fe... con la acepción de personas". En la comunidad cristiana no han de existir privilegios ni favoritismos. En todo caso, nos hemos de fijar más en quienes tienen menos recursos y más limitaciones, no para generar una nueva desigualdad, sino por exigencia del Reino de Dios. Asimismo, recordamos en tercer lugar, que todo milagro evangélico es, ante todo, un signo. Por tanto, hay que descubrir desde la fe cuál es su significación y qué mensaje aporta. Digamos, por ejemplo, que un sordomudo está muy limitado para la comunicación, por lo que fácilmente sufre aislamiento. Con la curación Jesús le facilita una mayor integración social y, en el ámbito de la fe, una mayor relación con Dios y con la comunidad creyente. La comunicación con Dios y con los demás son decisivas para el desenvolvimiento personal. La persona que dialoga no sólo habla, también escucha; no sólo propone, también recibe; no sólo comparte ideas, también sentimientos. Uno de los valores que resaltan en Jesús son sus sentimientos. Es un rasgo sobresaliente de su personalidad, que se aprecia de manera especial en el contacto con los enfermos y los desfavorecidos. Con éstos Jesús dialoga menos con palabras y más con gestos simbólicos y con el lenguaje de los sentimientos. Con el sordomudo del Evangelio Jesús utilizó este lenguaje sacramental y resultó operativo. Por último, procede destacar una frase del Evangelio. En el colmo del asombro la gente decía de Jesús: "Todo lo ha hecho bien". Los primeros cristianos resumían el testimonio de Jesús diciendo que pasó por el mundo haciendo el bien. ¿Cómo se consigue esto? Planteándolo y decidiéndolo todos los días, valorando el amor y el servicio a los demás como mandamientos que lo resumen todo. Si decidimos a diario hacer bien lo que hacemos y hacer el bien a los demás, casi sin darnos cuenta iremos creciendo en sensibilidad y en equilibrio. De momento, ahí tenemos el ejemplo de Jesús, reconocido y aplaudido por la gente. P.Hidalgo

sábado, 8 de septiembre de 2018

Misa en Honor a la Virgen de la Caridad del Cobre "Patrona de Cuba" Sábado, 8 de Septiembre 2018 en la Iglesia de Maria Auxiliadora en Vigo Galicia España

La Virgen de la Caridad del Cobre es la patrona de los cubanos. Algunos la conocen simplemente como la Caridad del Cobre o "Cachita". Desde tiempos inmemorables en cada hogar de Cuba se puede ver un cuadro o una reliquia con la imagen de la virgencita. La imagen representa la Virgen María Santísima con un Niño Jesús en sus brazos y una cruz. La imagen original, la misma que fue encontrada en los mares al norte de Oriente hace ya más de 400 años, se encuentra actualmente y se venera en la Basílica Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Santiago de Cuba. Es destino de la peregrinación de miles de creyentes que acuden diariamente a venerar la virgen e implorar sus favores y bendiciones. Especialmente el día 8 de septiembre, día de la Virgen es inmensa la cantidad de personas que acuden desde todas partes de Cuba a rendirle homenaje. ENLACE