domingo, 26 de mayo de 2019

Domingo 6º de Pascua - El Evangelio presenta mensajes de despedida. Jesús se va, pero garantiza su presencia por medio del Espíritu. Nos recuerda que somos seres habitados, morada de Dios. Y vuelve a mencionar la paz como un regalo. Esta paz de Jesús no es como la que ofrece el mundo, que muchas veces es engañosa y quebradiza. La suya es símbolo de su compañía, produce seguridad, aleja la cobardía y abre la esperanza. Por tanto, "que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde".

Comentario.- El conflicto entre fe y cultura se repite en todos los tiempos y lugares. Apareció en la Iglesia primitiva y acontece siempre que la Iglesia se encarna en la vida de los pueblos. Pero este conflicto es fácilmente superable si nos ponemos a discernir bajo el influjo y la inspiración del Espíritu Santo. En este sentido, resulta conmovedor observar cómo las primeras comunidades cuentan con el Espíritu Santo para discernir sus problemas y adoptar decisiones. Su presencia resulta decisiva para la buena marcha de la Iglesia. Pero no hay que extrañarse. En la Iglesia primitiva, como en todas partes, había diversidad de pareceres, apego a tradiciones, mentalidades más abiertas y más cerradas y, por tanto, discusiones, algunas de alta temperatura. Ahora bien, cuando se congregan para discernir y decidir, el Espíritu anda por medio y se pronuncia a favor de la libertad. Por eso llegan a decir: "Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros...". Ojalá contáramos siempre con el Espíritu Santo. Seguramente tendríamos menos normas y más convicciones asumidas con libertad. Él va mucho más lejos de lo que marcan las leyes o los mandamientos. El Apocalipsis nos invita a soñar una utopía posible. Habla de una ciudad santa y nueva, que está inundada de luz. En ella ya no son necesarios el sol y la luna, “porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero". Es cierto. Con la luz de Jesús se ve todo más claro, se descubren los colores propios, por lo que no hacen falta muchas explicaciones. El Evangelio presenta mensajes de despedida. Jesús se va, pero garantiza su presencia por medio del Espíritu. Nos recuerda que somos seres habitados, morada de Dios. Y vuelve a mencionar la paz como un regalo. Esta paz de Jesús no es como la que ofrece el mundo, que muchas veces es engañosa y quebradiza. La suya es símbolo de su compañía, produce seguridad, aleja la cobardía y abre la esperanza. Por tanto, "que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde". Por último, digamos que hoy se celebra en nuestra Iglesia el Día del Enfermo. ¿Quién no ha sufrido la enfermedad alguna vez? ¿Quién puede creerse excluido de ella? Los enfermos merecen todo nuestro interés. Sabemos que la cruz de la enfermedad agobia mucho. Los enfermos fueron uno de los colectivos preferidos de Jesús. En ellos desbordó especialmente su sensibilidad y sus signos de salvación. P.Hidalgo

Hoy 26 de Mayo del 2019 en la Concatedral Santa Maria de Vigo se ofició la Misa de los 9 dias del fallecimiento del Marinero peruano José Mario Machare Neri en Galicia - Consternación por su muerte en la Colonia peruana de Vigo por ser muy querido y respetado - su hermano Milko & esposa e hijos agradecen vuestro apoyo.Regresará al Perú para ser enterrado en la tierra que lo vió nacer ( Chucuito Callao )

El sábado 8 de Junio 2019 se organiza una Pollada Solidaria para recaudar fondos para los gastos de cepelio antes de partir al Perú llevando sus restos a Chucuito Callao donde está su madre y familia.

domingo, 19 de mayo de 2019

Domingo 5º de Pascua .-Resalta el Evangelio que el amor no es sólo el termómetro de la calidad humana, de cualquier autenticidad personal, el santo y seña de toda persona de bien, sino que es también y por antonomasia la señal que identifica o define a los cristianos. Así lo expresa Jesús: "La señal por la que conocerán que sois mis discípulos será que os amáis unos a otros"...

Comentario.- Un mundo nuevo es la gran utopía que perseguimos los cristianos, entusiasmados por Dios. Él se ha comprometido con nosotros como un esposo enamorado; deseoso de hacernos felices, establece una íntima relación de Alianza: somos su pueblo. Habita en nuestra casa. Aleja la muerte, el luto, el llanto, el dolor... Muchos cristianos viven esta experiencia. Se llama Reino de Dios. Es una experiencia progresiva, formidable, que abre, como ninguna otra, el horizonte y el sentido de la vida. En el Reino de Dios se respeta espectacularmente la dignidad humana; lo comunitario es el primer valor individual. Es posible este ambiente si ejercitamos el Evangelio, si miramos todo lo que acontece con ojos de resurrección. Resalta el Evangelio que el amor no es sólo el termómetro de la calidad humana, de cualquier autenticidad personal, el santo y seña de toda persona de bien, sino que es también y por antonomasia la señal que identifica o define a los cristianos. Así lo expresa Jesús: "La señal por la que conocerán que sois mis discípulos será que os amáis unos a otros". Si hiciéramos una encuesta sobre lo que caracteriza y distingue a los cristianos, ¿creéis que nuestros contemporáneos dirían que es el amor al estilo de Jesús? Me temo que no darían esta respuesta de una manera clara y general. Amar en cristiano es un reto y una meta inquietantes, un mandamiento viejo y nuevo que resume toda la buena tradición, es la experiencia privilegiada de los primeros cristianos. Ellos entendieron que había llegado la hora de amar y que la palabra amor alcanzaba un sentido nuevo y especial. Hoy hemos de seguir afirmando que el amor es lo más bello de la vida humana. Y es, en gran medida, fruto del aprendizaje. Amar no es fácil para nadie; incluso es un arte, que requiere un conjunto de condiciones: sencillez, conocimiento personal, equilibrio, imaginación, constancia... El Dios cristiano es un artista del amor; lo ha demostrado sobradamente. Por eso, vive en comunión y respira misericordia constantemente. ¿Cabe amor mayor? P.Hidalgo

domingo, 12 de mayo de 2019

Domingo 4º de Pascua.-Cada año la Pascua nos trae esta imagen tan entrañable. Dice el Evangelio que, para ser del grupo de Jesús, hay que escuchar su voz y seguirlo. Escuchar es mucho más que oír. Quien escucha el mensaje de Jesús no se puede quedar como el que oye llover. La escucha sincera de tal Pastor arranca seguimiento ineludiblemente; es una consecuencia lógica. La Palabra de Jesús tiene impacto, es de calidad, enciende el corazón, convence...

Comentario.- Pablo y Bernabé fueron dos grandes misioneros de la primera Iglesia. Sufrieron grandes dificultades por anunciar el Evangelio. Encontraron resistencia entre los que se decían religiosos y devotos. Jesús ya lo había advertido: “No todo el que dice 'Señor, Señor' entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre" (Mt 7,21). Suele suceder en todos los tiempos. Como el Evangelio es tan medicinal, a veces escuece mucho y entonces resulta impopular, incluso entre quienes se apellidan cristianos. Pero no ha de ser camuflado nunca; no podemos tolerar la hipocresía de anunciar un sucedáneo a la carta de los intereses de cada uno. El Evangelio de Jesús es como es: mensaje lleno de vida y de salvación. Pablo y Bernabé lo pasaron muy mal con algunos judíos de Antioquía, que no sólo se cerraron en banda, sino que montaron una persecución contra ellos. También sucede esto en todas las épocas. Por eso, cuando alguien se cierra cabezonamente a la salvación, no hay nada que hacer por el momento. En señal de protesta, Pablo y Bernabé se sacudieron el polvo de los pies. Pero hubo quienes escucharon con sinceridad; éstos "quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo". Siempre hay quien acoge el mensaje y lo agradece. No obstante, nos queda esta reflexión: ¡Qué importante es revisar la religiosidad y corregirla en confrontación con el Evangelio! No seamos nosotros de esos devotos que se comen los santos, pero dan la espalda al Evangelio... Por otra parte, hoy es el domingo del buen Pastor. Cada año la Pascua nos trae esta imagen tan entrañable. Dice el Evangelio que, para ser del grupo de Jesús, hay que escuchar su voz y seguirlo. Escuchar es mucho más que oír. Quien escucha el mensaje de Jesús no se puede quedar como el que oye llover. La escucha sincera de tal Pastor arranca seguimiento ineludiblemente; es una consecuencia lógica. La Palabra de Jesús tiene impacto, es de calidad, enciende el corazón, convence. En la escuela de este buen Pastor se preparan cristianos nuevos. Este Pastor enseña y educa para la acción, desarrolla teoría y práctica. Ambas se contrastan en la cancha de la vida, donde hay tribulación, como dice el Apocalipsis, pero donde también asiste el Espíritu. El Maestro, buen Pastor, se nota que está entrenado. Explica con autoridad moral. No usa libro de texto; comenta su vida y se ofrece desinteresadamente a hacer camino con todos los que quieran libremente. Hoy podemos decir que Jesús no ha dejado de ser el buen Pastor, el gran líder de palabra sólida, de comportamiento coherente, que penetra hondamente en el corazón y en la conciencia de quien le escucha. Su liderazgo es de amor y de servicio. Tiene un conocimiento personal de todos y de cada uno; conoce nuestras historias y problemas, lo cual no es obstáculo para que exista una relación entrañable. Ofrece vida eterna a todos sin exclusión. Y cuanto hace y dice, lleva la firma de Dios. Gran ejemplo para todos. P.Hidalgo.

domingo, 5 de mayo de 2019

Domingo 3º de Pascua .-Reparemos en la importancia de "echar las redes de nuevo" porque Jesús lo sugiere. Contra toda esperanza, los discípulos se fían y obedecen. Esta catequesis pascual acentúa que no hay que desesperar cuando la evangelización no produce resultados inmediatos. Al contrario, hay que seguir contando con Jesús y obedeciendo sus insinuaciones. Él multiplica nuestra fecundidad a pesar de nuestros bloqueos...

Comentario.- Vemos en el libro de los Hechos cómo la experiencia de la Pascua transformó a los primeros cristianos y los convirtió en evangelizadores comprometidos. Hablan y enseñan arriesgadamente en nombre de Jesús salvador. La resurrección los ha enardecido tanto que ya no tienen miedo. Es más fuerte la obediencia a Dios que cualquier persecución. Ya no hay quien frene el despliegue evangelizador porque el Espíritu Santo alienta y sostiene el dinamismo de la primera Iglesia. Obedecer a Dios antes que a los hombres es la postura lógica y valiente del creyente auténtico. Fue lo que caracterizó a Jesús, aunque tuviera que pagar un alto precio por ello. Y lo que han hecho muchos apóstoles a lo largo de la historia de la Iglesia: impulsados por la mística cristiana, evangelizan con atrevimiento y arriesgan por el Reino de Dios, venga lo que venga. El primer aviso que les vino a los discípulos fue en forma de paliza, a modo de escarmiento. Pero no sirvió de nada; siguieron anunciando el Evangelio a tiempo y a destiempo, porque la voluntad de Dios está por encima de cualquier otra voluntad o interés. Obedecer a Dios lleva incorporado pagar un alto precio: incomprensión, prohibiciones, desprecio, marginación, es decir, golpes de diverso tipo. Pero, así como no se ha podido silenciar a Jesús, del mismo modo no será vano el compromiso de los que hablamos las cosas de Dios y nos comprometemos por su causa. Creedlo: la fidelidad a nuestra vocación aporta mucho a la sociedad. El Evangelio, por su parte, desarrolla una escena sugerente. Unos cuantos discípulos estaban de nuevo en su trabajo habitual: pescando. Han pasado la noche entera faenando, pero sin suerte. Al amanecer, alguien desde la orilla les invita a intentarlo otra vez. Le obedecen y la sorpresa es impresionante: la red se llena a reventar. Y es que cuando Jesús anda por medio, nuestras tareas y trabajos son fecundos para el Reino de Dios. Contar con Jesús en el quehacer diario, da mucho juego, aporta muchas ventajas y proporciona mucho entusiasmo. En realidad, esto es orar. El verdadero orante vive intensamente la comunión con Dios y con Jesús en el Espíritu y, también, la comunión con los hermanos. Esta comunión orante ilumina mucho, ayuda mucho, enriquece mucho la vida. Reparemos en la importancia de "echar las redes de nuevo" porque Jesús lo sugiere. Contra toda esperanza, los discípulos se fían y obedecen. Esta catequesis pascual acentúa que no hay que desesperar cuando la evangelización no produce resultados inmediatos. Al contrario, hay que seguir contando con Jesús y obedeciendo sus insinuaciones. Él multiplica nuestra fecundidad a pesar de nuestros bloqueos. P.Hidalgo