domingo, 28 de mayo de 2017

VII Domingo de Pascua. LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR - Para los que estamos en la ruta de la vida, la Ascensión es admiración por Jesús; pero es también provocación a poner manos a la obra. Jesús nos pasa el testigo: "Id y haced discípulos de todos los pueblos"... Entonces comenzó el despliegue evangelizador de la Iglesia. Y ahora nos toca a nosotros. No nos podemos quedar plantados mirando al cielo. Evangelizar es una tarea que nos apremia; es lo nuclear y prioritario de la Iglesia porque vive para el Evangelio. Las pequeñas comunidades y parroquias, como concreciones visibles y cercanas de la Iglesia, existen, ante todo, para evangelizar. Esta es su razón de ser y lo que debe abarcar toda su vida y toda su actividad...

COMENTARIO; La Ascensión de Jesús eleva hasta el culmen su resurrección. Es también el símbolo de la salvación en plenitud de todo lo humano. Reafirma que la vida se sale con la suya, a pesar de la muerte. El destino humano es de transcendencia triunfal. La Ascensión de Jesús va acompañada de un aplauso por parte de Dios Padre: lo exaltó y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; le concedió el título de Señor y lo ha sentado a su derecha para siempre como ejemplo y medida de la existencia humana. Para los que estamos en la ruta de la vida, la Ascensión es admiración por Jesús; pero es también provocación a poner manos a la obra. Jesús nos pasa el testigo: "Id y haced discípulos de todos los pueblos"... Entonces comenzó el despliegue evangelizador de la Iglesia. Y ahora nos toca a nosotros. No nos podemos quedar plantados mirando al cielo. Evangelizar es una tarea que nos apremia; es lo nuclear y prioritario de la Iglesia porque vive para el Evangelio. Las pequeñas comunidades y parroquias, como concreciones visibles y cercanas de la Iglesia, existen, ante todo, para evangelizar. Esta es su razón de ser y lo que debe abarcar toda su vida y toda su actividad. Lo afirmaba ya Juan XXIII al inicio del Concilio Vaticano II: "Lo que se espera hoy de la Iglesia es que infunda en las venas de la sociedad la virtud perenne, vital y divina del Evangelio”. Juan Pablo II proclama allá por donde va la necesidad de una nueva evangelización, porque el Evangelio es patrimonio de la gente, de la humanidad entera; es un bien para todos, un mensaje público que hemos de saber acercar con signos, gestos y palabras. Como recoge la segunda lectura, que el Padre del Señor nuestro Jesucristo nos dé "espíritu de sabiduría y revelación" para comprender la herencia que nos llega y la tarea que tenemos por delante. Jesús compromete su compañía en favor nuestro: “estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R.

domingo, 21 de mayo de 2017

VI Domingo de Pascua - Toda la espiritualidad humana queda fortalecida con el Espíritu de la verdad que Jesús nos deja como gran regalo. Este Espíritu es presencia: "vive con vosotros y está con vosotros”, y es estímulo para "guardar los mandamientos", es decir, para vivir los valores que elevan a la persona y la hacen digna...

COMENTARIO: Frecuentemente decimos que la esperanza es lo último que se pierde, con lo cual estamos realzando la importancia decisiva de esta virtud. Sin esperanza todo se desmorona, se nubla el horizonte, no es posible la motivación. Como la fe y la caridad, la esperanza cristiana se apoya en la relación directa con Dios. Engloba y colma el sentido de todas las esperanzas humanas. No es imaginable un cristiano vigoroso sin una experiencia sobresaliente de las virtudes teologales. Existe entre las tres una profunda y directa relación. Se riegan con el agua de la misma fuente: Dios. San Pedro exhorta: "estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza", es decir, manifestad con soltura cuánto os motiva la relación con Dios. Amigos, ¡qué importante es la espiritualidad en el ser humano! Es esencial para asumir y gozar el propio misterio humano, así como para encarar las dificultades y los sobresaltos de la vida. Desde la espiritualidad todo se comprende con mejor perspectiva. Por eso dice San Pedro: "mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal”. Toda la espiritualidad humana queda fortalecida con el Espíritu de la verdad que Jesús nos deja como gran regalo. Este Espíritu es presencia: "vive con vosotros y está con vosotros”, y es estímulo para "guardar los mandamientos", es decir, para vivir los valores que elevan a la persona y la hacen digna. El Espíritu que constituye y vigoriza a Jesús, es el mismo que nos deja como abogado, consejero, consolador..., que conduce a la verdad entera. Gracias a este Espíritu descubrimos más profundamente la razón del Evangelio. Él aporta siempre un aire sano si se le deja entrar. P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R.

sábado, 20 de mayo de 2017

ALMUERZO SOLIDARIO

Almuerzo solidario organizado por la Asociación para la Solidaridad ONG Redentorista. Danza Marinera Peruana del Taller de Danza de la comunidad peruana en Vigo. DANZA PERUANA DANZA PERUANA DANZAS PERUANA DANZA NEGROIDE DEL PERÚ DANZA PERUANA FINA CON SU NIETA ROSALIA Y TANO CON EL BINGO SOLIDARIO

domingo, 14 de mayo de 2017

V Domingo de Pascua .- Entre las muchas ofertas y modelos que se presentan para abrirse paso en la vida, hace ya muchos años que el Evangelio propone la alternativa de Jesús: un ideal repleto de mística humana y de revelación divina. Esta propuesta de Jesús es todavía más atrevida y animante cuando se nos tambalean los esquemas o cuando pesa la desilusión. Sobre todo entonces Jesús es Camino, Verdad y Vida...

Los cristianos se dieron cuenta enseguida, por consigna evangélica y por imperativos de la vida, de que el servicio es un aspecto esencial y definitorio de la Iglesia: una Iglesia que no sirve, no vale. Por eso, en una comunidad cristiana no puede faltar la práctica del amor por medio del servicio mutuo, sobre todo con los más necesitados. Esta actitud servidora está inscrita en la sensibilidad humana y reforzada por el talante de Jesús que dejó muy alto el listón del servicio. El no vino a ser servido, sino a servir y quiso estar en medio de los suyos como quien sirve. Nada enseña mejor que el ejemplo. Jesús es la piedra angular de la Iglesia porque hizo del servicio su forma de existencia. Desde el principio, la distribución de servicios, responsabilidades y tareas es un hecho en la Iglesia. Actualmente destacamos también que todos servimos para algo; por tanto todos podemos dinamizar la vida de la comunidad. La participación y la corresponsabilidad son dos valores fundamentales en una comunidad. Centrándonos en el pasaje evangélico, reparemos que Jesús habla de sí en primera persona con afirmaciones atrevidas y directas: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí". No es vano orgullo, ni culto a la personalidad, sino sinceridad y servicio pedagógico. Entre las muchas ofertas y modelos que se presentan para abrirse paso en la vida, hace ya muchos años que el Evangelio propone la alternativa de Jesús: un ideal repleto de mística humana y de revelación divina. Esta propuesta de Jesús es todavía más atrevida y animante cuando se nos tambalean los esquemas o cuando pesa la desilusión. Sobre todo entonces Jesús es Camino, Verdad y Vida. Parece que, después de tres años de convivencia, los apóstoles Tomás y Felipe habían captado muy poco del mensaje y de la identidad de Jesús. El ha querido ser espejo y testigo del Padre: "quien me ha visto a mí, ha visto al Padre". Pero a veces las palabras dicen poco; expresan más las obras. Por eso Jesús llega a decir: creed, al menos, por las obras. P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R.

domingo, 7 de mayo de 2017

Todos los años la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, una de las cuatro Obras Misionales Pontificias, celebra con toda la Iglesia la Jornada de las Vocaciones Nativas, que tendrá lugar este domingo 7 de mayo.

Gracias a la generosidad de los fieles, esta Obra lleva más de un siglo ayudando a las Iglesias de los territorios de misión (la totalidad de África, gran parte de Asia y varias de las diócesis más remotas y pobres de América) en la formación y sostenimiento de las vocaciones a la vida consagrada y al sacerdocio. El año pasado, fueron nada menos que 27.000 los seminaristas ayudados en seminarios de Filosofía y Teología. Muchos de ellos serán sacerdotes ya este año. Durante 2016, gracias a la solidaridad de toda la Iglesia, la Obra de San Pedro Apóstol destinó casi 21 millones de euros para ayudar a las vocaciones nativas. Más de 1,7 millones fueron aportados por España. La Obra fue fundada por Jeanne y Stephanie Bigard, en 1889. Dos mujeres laicas sin más medios que un corazón enamorado de las misiones. El primer seminarista que apoyaron fue un joven japonés del seminario de Kyoto. La colaboración con la Obra de San Pedro Apóstol se hace a través de la oración y el ofrecimiento por las vocaciones de los países de misión y la cooperación económica por medio de colectas, como la de este domingo, donativos domiciliados, becas de estudio, herencias y legados. Un ejemplo de esta colaboración lo tenemos en el seminario de San Antonio en Kachebere, Malaui, que ha cumplido 75 años. La Obra de San Pedro Apóstol no les ha fallado nunca a los cientos de seminaristas que han pasado por sus aulas. El año pasado se les enviaron 29.000 dólares para la cocina y 77.870 dólares para el sostenimiento de los 122 seminaristas. También se puede colaborar a través de becas de estudios para seminaristas que se convierten en ayudas para las vocaciones de los territorios de misión. Se trata de una modalidad de colaborar en la formación espiritual, académica y pastoral de las vocaciones nativas. Quienes deseen sumarse a esta corriente de cooperación en favor de las Vocaciones Nativas pueden crear una beca de estudios para ayudar a estos jóvenes que en los territorios de misión han sido llamados al sacerdocio o a la vida consagrada. Colabora con un donativo http://www.omp.es/Donativo/index.php Etiquetas: Donativos Vocaciones

IV DOMINGO DE PASCUA - El cuarto domingo de Pascua centra la mirada en Jesús, buen Pastor. La figura del pastor es un recurso del que se valen los autores bíblicos para hablarnos de Dios. Jesús se sirve también de esta imagen para manifestamos su proceder y sus sentimientos. El es el pastor sincero y fiel que se deshace en atenciones: busca a la oveja descarriada, sale al encuentro de las que no están, ofrece en abundancia los valores del Reino a todos, y está a la puerta en actitud de acogida cordial y singular, porque se interesa por las personas, una a una: conoce a cada uno por su nombre y sabe muy bien sus historias...

Esta imagen de Jesús, como buen Pastor, ha marcado la conciencia y la memoria de la Iglesia. Desde el principio hasta ahora se ha venido destacando la lección formidable de este Pastor: su elegante generosidad, su sacrificio liberador: “he venido para que tengan vida y la tengan abundante". Las comunidades cristianas de todos los tiempos tenemos un gran ejemplo en este modelo de pastor. Es un ejemplo claro de cómo debemos vivir las responsabilidades dentro de la comunidad y cómo debemos ser misioneros que salen a buscar a los que no están. Es una motivación a intensificar la fraternidad hacia dentro y hacia fuera para que desborde la vida en abundancia. Este Pastor nos invita hoy a comulgar con sus valores para seguir caminando por la ruta de la solidaridad y del servicio, el culto que agrada a Dios. El Evangelio es la voz de este buen Pastor. Cualquier otro mensaje que no vaya en esta línea ha de ser para nosotros voz de extraño, de la que debemos pasar como quien oye llover. La voz cálida del buen Pastor resuena en la espiritualidad y en la verdad de las personas. Esto es lo que marca las diferencias entre los verdaderos discípulos, que lo han reconocido, y los que actúan con otras intenciones. P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R.