domingo, 6 de enero de 2019

Epifanía es ofrecimiento de Dios a todos los que desean sinceramente su encuentro; es provocación para la búsqueda religiosa, dinamismo de la fe puesta en camino, evangelización en todas las direcciones. Dios es patrimonio de todos; para Él no hay distinciones. Y Jesús es referencia universal, el Salvador de todos los tiempos...

Comentario: Dios se da a conocer, se manifiesta; despierta interés, admiración, ganas de encuentro. Mucha gente quiere conocerlo y se pone en camino, alentada por esta inquietud. Intuye que nadie como Dios puede colmar las aspiraciones humanas. He ahí la gran lección que nos brinda este día. Epifanía es ofrecimiento de Dios a todos los que desean sinceramente su encuentro; es provocación para la búsqueda religiosa, dinamismo de la fe puesta en camino, evangelización en todas las direcciones. Dios es patrimonio de todos; para Él no hay distinciones. Y Jesús es referencia universal, el Salvador de todos los tiempos. El Evangelio nos habla de unos Magos de Oriente, unos personajes exóticos que intuyen que Dios se revela por medio de signos y de acontecimientos. Ha llegado hasta ellos la luz de una Estrella singular, que ha salido de una cueva perdida a las afueras de un pueblo. Se dejan guiar, y se convierten en peregrinos del misterio, en buscadores del ideal. Emprenden tal aventura porque tienen espíritu joven; rebosan intuición y esperanza. Los creyentes tenemos experiencia de encuentro con Dios, pero no por eso dejamos de buscar; al contrario, la fe nos enciende el corazón aún más y nos impulsa a nuevos compromisos; nos provoca para emprender nuevos caminos, dispuestos a invertir dinamismo y generosidad, algo que caracteriza a los llamados Reyes Magos. Verdaderamente, este relato evangélico, pintoresco y legendario, está cargado de enseñanza. Estos personajes son un símbolo elocuente de lo que atrae y apasiona la búsqueda del ideal. A lo largo de la vida, antes o después, aparece alguna estrella capaz de iluminarnos, si es que caminamos con un corazón limpio. Los sensibles a lo esencial reconocen la Estrella de Dios y la siguen; los de existencia turbia no la reconocen o bien les resulta rival. Como escribe un autor de nuestros días, el relato de los Magos es un reflejo de lo que suele acontecer a todos los creyentes en el camino de la fe: — Ven la estrella. — Interpretan el signo. — Se ponen en camino. — Perseveran, a pesar de las dificultades. — Buscaron apasionadamente el encuentro con el Salvador. — Y cayendo de rodillas, lo adoraron; después le ofrecieron regalos. — Regresaron por otro camino, iluminados por lo que habían vivido. P.Hidalgo