domingo, 26 de abril de 2020

Domingo 3º de Pascua - Aquellos discípulos, que iban a la aldea de Emaús, se alejan de la comunidad. Parece que son de los que están de vuelta, de los que se desapuntan... Del contacto con Jesús sólo les quedan bellos recuerdos: "era bueno, poderoso en obras y palabras; pero hace tres días que ha muerto". No obstante, caminan con dudas e interrogantes en su interior que necesitan seguir comentando

Comentario: La experiencia de la resurrección provoca en los apóstoles la urgencia de anunciar a Jesús. Así lo hace Pedro con los once discípulos y así lo debemos hacer también actualmente. Hemos sido rescatados con el precio de la sangre de Cristo. Ha sido un rescate de gran costo, como para no tomar a la ligera nuestro proceder en esta vida. Pero lo más ilustrativo de este domingo es el relato evangélico: La experiencia de la fe y la adhesión a la comunidad están amenazadas por las crisis, que tienen su momento peculiar en cada persona. Aquellos discípulos, que iban a la aldea de Emaús, se alejan de la comunidad. Parece que son de los que están de vuelta, de los que se desapuntan... Del contacto con Jesús sólo les quedan bellos recuerdos: "era bueno, poderoso en obras y palabras; pero hace tres días que ha muerto". No obstante, caminan con dudas e interrogantes en su interior que necesitan seguir comentando. Por el agobio que sienten y por la falta de claridad que tienen, buscan, discuten... Necesitan soltar la tensión. Con estas sensaciones y de espaldas a la comunidad, Jesús se les acerca y se une a su andanza desertora. De entrada, les escucha. En aquellos discípulos permanece la inquietud. Parece que quieren llegar al fondo de la verdad: ¿Verdaderamente ha resucitado? ¿Es Él el Mesías salvador que el pueblo esperaba? ¿Tiene sentido seguirlo? Escuchándolos y en sintonía con su enredo mental y existencial, Jesús va al grano de su crisis, al fondo de su problema. Intenta iluminarlos con la Palabra, siguiendo el hilo de argumentación del que ellos han tirado: “Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador...". Curiosamente no les invita a rezar. Ellos todavía no lo reconocen. La conversación va ganando en interés. La compañía de Jesús les va despejando la mente y calentando el corazón. Crece la simpatía, hasta el punto de decirle: "Quédate con nosotros”. Y es en el símbolo solidario de la mesa, en el gesto de partir el pan donde lo reconocen. Ya en este momento les ardía el corazón y ven con toda claridad. Como todos los verdaderamente tocados y convencidos por el impacto de Dios, sienten que los descoloca, entienden que deben desandar el camino y regresar a la comunidad. Ésta se prepara para la misión. El Camino de Emaús es una extraordinaria catequesis, realista y aplicable a muchas personas. P. Octavio Hidalgo

domingo, 19 de abril de 2020

Domingo 2º de Pascua - El libro de Hechos de los Apóstoles describe con cuatro trazos el clima de la primera Iglesia vivificada por el Espíritu Santo. Se trata de un texto vibrante, gráfico y condensado, de un resumen descriptivo del ideal auténtico, genuino y valioso de los primeros cristianos de Jerusalén. Hoy tenemos que decir que el sentido comunitario no ha perdido actualidad. Las diferentes ciencias humanas siguen afirmando que el ser humano se hace persona permaneciendo en comunión con los otros. La teología remarca igualmente que el plan de Dios es comunitario y no individual. La común adhesión a Jesucristo conduce a una profunda comunión...

Comentario: El libro de Hechos de los Apóstoles describe con cuatro trazos el clima de la primera Iglesia vivificada por el Espíritu Santo. Se trata de un texto vibrante, gráfico y condensado, de un resumen descriptivo del ideal auténtico, genuino y valioso de los primeros cristianos de Jerusalén. Hoy tenemos que decir que el sentido comunitario no ha perdido actualidad. Las diferentes ciencias humanas siguen afirmando que el ser humano se hace persona permaneciendo en comunión con los otros. La teología remarca igualmente que el plan de Dios es comunitario y no individual. La común adhesión a Jesucristo conduce a una profunda comunión. Según el libro de Hechos, aquella comunidad de Jerusalén se fortalecía en la común-unión, de manera que "vivían unidos, lo tenían todo en común y repartían según la necesidad de cada uno". Aquella comunidad se nutría también "con la enseñanza de los apóstoles, en la fracción del pan y en las oraciones". Está claro que los esquemas y pilares del Reino de Dios chocan frontalmente con el individualismo de todos los tiempos. Por eso el dinamismo misionero nos urge. Las palabras de Jesús son de actualidad: "Como el Padre me ha enviado, así os envío yo. Recibid el Espíritu Santo". Vivimos en la historia. Y el objetivo cristiano es lograr lo más posible en la historia el ideal de la primera lectura. Lo bueno del ideal es que atrae sin límites. No todas las parroquias y comunidades hacen presente este ideal. Si lo intentamos, estamos en la línea práctica de la resurrección. P. Octavio Hidalgo

domingo, 12 de abril de 2020

Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor - Lo esencial es invisible a los ojos, pero se ve con el corazón. Pascua de resurrección es una experiencia de fe, que nos ayuda a afirmarnos en lo honrado de la vida y a aferrarnos en lo que tiene de alternativo el Evangelio. Es abrir la vida de par en par a la salvación: acogerla como un regalo y asumirla como una tarea. Jesús siempre será nuestro ejemplo de referencia: él pasó haciendo el bien y curando..., porque estaba ungido por la fuerza del Espíritu y Dios estaba con él...

Comentario: Lo esencial es invisible a los ojos, pero se ve con el corazón. Pascua de resurrección es una experiencia de fe, que nos ayuda a afirmarnos en lo honrado de la vida y a aferrarnos en lo que tiene de alternativo el Evangelio. Es abrir la vida de par en par a la salvación: acogerla como un regalo y asumirla como una tarea. Jesús siempre será nuestro ejemplo de referencia: él pasó haciendo el bien y curando..., porque estaba ungido por la fuerza del Espíritu y Dios estaba con él. Por tanto, Pascua es ponerse del lado de la vida, siendo testigos y arrimando el hombro en la construcción y mejora de la sociedad. Muchas personas de la Iglesia dan ejemplo de atender a los últimos, de cuidar a los más desfavorecidos, de acompañar y curar a enfermos disminuidos, terminales... Pocas instituciones civiles apoyan estos ámbitos de la manera que lo hace la Iglesia. Pascua es buscar en todo los bienes de arriba, es decir, lo que provoca la dignidad de las personas, lo que levanta la moral y lo que mantiene la estatura adulta de la fe. Actualmente nosotros somos los testigos, impactados por la fe, para comunicar la verdad de Jesús y la potencia de su resurrección. Hemos de saber decir con hechos y palabras que Jesús es el cimiento de la nueva historia, la piedra angular del nuevo edificio social. El que escucha sus palabras y las pone en práctica edifica sólidamente... P. Octavio Hidalgo

sábado, 11 de abril de 2020

Pascua de Resurección - Sábado Santo

Amigos, este mundo tiene arreglo. Todo tiene arreglo, porque en la resurrección de Jesucristo se levanta la moral y el ánimo por la vida, se refuerza la energía humana y crecen hasta el infinito todas las esperanzas. Dios apuesta por ello. Hay solución si damos responsablemente los pasos que nos marca la Pascua: pasar de la muerte a la vida, de la condición rastrera al talante del espíritu. El destino de Jesús es símbolo para todos nosotros, también hijos de Dios. La Pascua nos recuerda y nos vuelve a proponer el estilo genuino y decente de los cristianos. Por eso, singularmente en esta noche, es lógico y necesario preguntarse: ¿Qué pasos tengo que dar? ¿De qué me tengo que desprender? Hemos de estar animados siempre por aquella experiencia creyente que resume muy bien el Evangelio de San Juan: "Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los creen en él, sino que tengan vida eterna" (Jn 3,16). El acierto y la responsabilidad está en acercarse a la luz. Los que no quieren la salvación detestan la luz, y no se acercan a la luz, para no verse acusados por sus obras. En cambio, si anhelamos la verdad, nos acercamos a la luz, porque no tenemos ningún reparo en que se vean nuestras obras (cf. Jn 3-20-21). Recordemos que en esto consiste el desquite original de nuestro Dios: tiene la santa manía de que la sociedad sea de otra forma. La Tierra Nueva es posible con el espíritu de las Bienaventuranzas. Ésta es la mejor y la más sana de las rebeldías. Ninguna otra concuerda con el Resucitado. Amigos, tenemos a la vista la primavera del Evangelio. Vivir de primavera le pega a la Pascua cristiana. P. Octavio Hidalgo

domingo, 5 de abril de 2020

Domingo de Ramos - El despojo extremo, el no dar la espalda al sufrimiento, aunque sea injusto, son buenas pistas para orientarse desde el comienzo de esta Semana grande. En Jesús encontramos una escuela de humanidad que también hoy resulta paradójica. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si arruina su vida? Hoy, como ayer, ser cristiano es realizar el memorial de Jesús. Por eso, la Semana Santa es una ocasión singular para profundizar en la hondura del amor de Dios, que pasa por la hondura del dolor...

Comentario: Este domingo abre la Semana Santa, que concentra gestos y símbolos de alto calado cristiano. Es una semana para la meditación y la confrontación directa con Cristo. Desemboca en la Pascua. El mensaje de este domingo recoge una paradoja sufrida por Jesús: primero es aclamado y aplaudido, y después es rechazado. El pueblo reconoce el talante profético y humano de Jesús: había enseñado con autoridad y había ayudado a muchos; pero también criticó y predicó verdades que no gustaron, sobre todo a los más influyentes. Estos lograron sublevar al pueblo. Por eso es también domingo de pasión. A veces, en cualquier pueblo, aparece esta doble cara y esta doble postura. En comunión con la experiencia de la carta a los Filipenses, todo creyente debe aplaudir de verdad y con razón al siervo Jesús, que, por ser fiel hasta la muerte y muerte de cruz, es también Señor en cielo y tierra. El despojo extremo, el no dar la espalda al sufrimiento, aunque sea injusto, son buenas pistas para orientarse desde el comienzo de esta Semana grande. En Jesús encontramos una escuela de humanidad que también hoy resulta paradójica. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si arruina su vida? Hoy, como ayer, ser cristiano es realizar el memorial de Jesús. Por eso, la Semana Santa es una ocasión singular para profundizar en la hondura del amor de Dios, que pasa por la hondura del dolor. P. Octavio Hidalgo