domingo, 10 de mayo de 2020

Domingo 5º de Pascua - Entre las muchas ofertas y modelos que se presentan para abrirse paso en la vida, hace ya muchos años que el Evangelio propone la alternativa de Jesús: un ideal repleto de mística humana y de revelación divina. Esta propuesta de Jesús es todavía más atrevida y animante cuando se nos tambalean los esquemas o cuando pesa la desilusión. Sobre todo entonces Jesús es Camino, Verdad y Vida...

Los cristianos se dieron cuenta enseguida, por consigna evangélica y por imperativos de la vida, de que el servicio es un aspecto esencial y definitorio de la Iglesia: una Iglesia que no sirve, no vale. Por eso, en una comunidad cristiana no puede faltar la práctica del amor por medio del servicio mutuo, sobre todo con los más necesitados. Esta actitud servidora está inscrita en la sensibilidad humana y reforzada por el talante de Jesús que dejó muy alto el listón del servicio. El no vino a ser servido, sino a servir y quiso estar en medio de los suyos como quien sirve. Nada enseña mejor que el ejemplo. Jesús es la piedra angular de la Iglesia porque hizo del servicio su forma de existencia. Desde el principio, la distribución de servicios, responsabilidades y tareas es un hecho en la Iglesia. Actualmente destacamos también que todos servimos para algo; por tanto todos podemos dinamizar la vida de la comunidad. La participación y la corresponsabilidad son dos valores fundamentales en una comunidad. Centrándonos en el pasaje evangélico, reparemos que Jesús habla de sí en primera persona con afirmaciones atrevidas y directas: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí". No es vano orgullo, ni culto a la personalidad, sino sinceridad y servicio pedagógico. Entre las muchas ofertas y modelos que se presentan para abrirse paso en la vida, hace ya muchos años que el Evangelio propone la alternativa de Jesús: un ideal repleto de mística humana y de revelación divina. Esta propuesta de Jesús es todavía más atrevida y animante cuando se nos tambalean los esquemas o cuando pesa la desilusión. Sobre todo entonces Jesús es Camino, Verdad y Vida. Parece que, después de tres años de convivencia, los apóstoles Tomás y Felipe habían captado muy poco del mensaje y de la identidad de Jesús. El ha querido ser espejo y testigo del Padre: "quien me ha visto a mí, ha visto al Padre". Pero a veces las palabras dicen poco; expresan más las obras. Por eso Jesús llega a decir: creed, al menos, por las obras. P. Octavio Hidalgo

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