lunes, 6 de enero de 2020

Epifanía del Señor, solemnidad - A lo largo de estos días venimos profundizando, de diferentes modos, la gran verdad de nuestra fe: Dios nos ha visitado y redimido. Hoy consideramos que esta visita redentora es para todo pueblo y cultura. Epifanía es manifestación de Dios, pero poniendo de relieve el carácter universal de la salvación...

Comentario .- A lo largo de estos días venimos profundizando, de diferentes modos, la gran verdad de nuestra fe: Dios nos ha visitado y redimido. Hoy consideramos que esta visita redentora es para todo pueblo y cultura. Epifanía es manifestación de Dios, pero poniendo de relieve el carácter universal de la salvación. Está claro que nuestro Dios no admite ningún tipo de privilegio que recorte el acceso y el disfrute del Evangelio. El regalo de Jesús es para todos y su proyección ha de alcanzar igualmente a todos. Por eso la festividad de hoy tiene una perspectiva y un alcance misioneros: la distribución de la gracia de Dios ha de llegar a todos los rincones del mundo. También resaltamos en este día que Jesús es la gran Estrella, con una luz tan intensa, que orienta y humaniza como nadie. Los hijos de las tinieblas intentan desviarnos de su influjo, despistarnos... Hay un entramado de montajes y de propaganda para arrastrarnos tras otros liderazgos menores, que, en muchos casos, son turbios, cuando no falsos: estrellas del dinero, de la política, del deporte, astros de la música, del cine... Nosotros no doblamos la rodilla ante nadie más que ante el único Señor: Jesús, exaltado por Dios Padre, porque fue fiel hasta la muerte y muerte de Cruz. En resumen, hoy hemos de realzar el sentido misionero de nuestra fe. Los que hemos conocido a Jesús y hemos experimentado el impacto del Evangelio somos ahora los encargados de que su influjo humano llegue a todos. Actualmente nosotros somos las manos, los pies, los labios, es decir, los medios humanos del Jesús misionero. P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R.

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