domingo, 4 de noviembre de 2018

Jesús y con Él todos los creyentes lúcidos afirman que lo fundamental y prioritario de la fe es el amor, es como la esencia de la religión. Por eso, los cristianos hemos de sobresalir en el amor a Dios y a los demás. Es como nuestra especialidad, aquello en lo que hemos de ser unos expertos, lo que hemos de acentuar con nuestro testimonio...

En muchos ambientes de nuestra sociedad los eslóganes que más suenan son: "compra", "disfruta", "vive mejor"... Para una mentalidad individualista el objetivo principal es: "sube", "triunfa", "vive para ti mismo"... Para un cristiano el mandamiento principal es: "ama a Dios y al prójimo". Sabemos de memoria, y desde niños, que todos los mandamientos del cristianismo se resumen en dos: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Pero, ¿lo sabemos también con el corazón y lo expresamos en la vida de cada día? Aquel letrado que preguntó a Jesús parece que quedó muy convencido. ¿Qué grado de convencimiento tenemos nosotros? El amor a Dios y el amor a los demás no se confunden, pero van unidos; son inseparables para un cristiano. Más aún, el amor al prójimo es la muestra testimonial de que amamos a Dios. Y es lo mejor que podemos hacer para alabarlo y darle gloria. Poner la vida al servicio del amor vale más que todas las devociones, ofrendas y sacrificios. El culto nuevo y específico que Dios espera de nosotros es que amemos a espacio pleno y a fondo perdido. Jesús y con Él todos los creyentes lúcidos afirman que lo fundamental y prioritario de la fe es el amor, es como la esencia de la religión. Por eso, los cristianos hemos de sobresalir en el amor a Dios y a los demás. Es como nuestra especialidad, aquello en lo que hemos de ser unos expertos, lo que hemos de acentuar con nuestro testimonio. Por tanto, es conveniente que nos examinemos: ¿Cómo andamos de amor a Dios y de amor al prójimo? Comentaban una vez en cierta parroquia: "Ya pueden habernos ungido con un litro de aceite el día de nuestro bautismo; si no amamos, no somos cristianos. Ya pueden habernos echado aquel día un cubo de agua o haber encendido el cirio más grande; si no amamos, no somos cristianos. Ya pueden habernos cubierto con el paño más blanco y bonito el día del bautismo; si no amamos, no somos cristianos". Recordemos: Lo principal es amar a Dios y al prójimo. Si no amamos, estamos fallando en lo esencial. P.Hidalgo

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