domingo, 7 de octubre de 2018

Para Jesús el ideal es el que viene desde el principio. Los relatos bíblicos del Génesis recogen el plan de Dios de estar presente en el amor de la pareja como testigo cordial y animador: "No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude... Y creó Dios al hombre a su imagen...: hombre y mujer los creó". Alteridad y complementación están diseñadas en la psicología humana y engarzadas por el atractivo mutuo y por el amor. El amor es lo que da estabilidad a la pareja...

Cuando Jesús decidió dar la cara públicamente por el Reino de Dios, no lo tuvo fácil. Hubo gente que lo buscó para aclarar dudas o para ensanchar el espíritu; pero otros se le acercaron con mala intención. Una de las cuestiones que le plantearon, para ponerlo a prueba, fue la del divorcio. Es también una cuestión actual. Para Jesús el ideal es el que viene desde el principio. Los relatos bíblicos del Génesis recogen el plan de Dios de estar presente en el amor de la pareja como testigo cordial y animador: "No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude... Y creó Dios al hombre a su imagen...: hombre y mujer los creó". Alteridad y complementación están diseñadas en la psicología humana y engarzadas por el atractivo mutuo y por el amor. El amor es lo que da estabilidad a la pareja. Actualmente se oye comentar con cierta frecuencia que el matrimonio es ante todo un fenómeno cultural. Otros entienden que tiene mucho de natural. Nosotros preguntamos: ¿podemos decir que el ideal es como Jesús lo presenta? Los cristianos creemos que sí. Y por eso debemos propagar este ideal con la palabra y con el ejemplo. Sobre todo debemos publicar con el testimonio que es posible un amor de pareja limpio y fiel. En esto el ejemplo vale más que las palabras. Pero, por otro lado, debemos ser comprensivos y respetuosos con la realidad: no todos llegan a alcanzar el ideal, como sucede en tantos otros ámbitos de la vida. Sin embargo, hay que ser críticos con la realidad, para no ver como normal lo que estadísticamente es corriente. Según A. De Mello, preguntaba una pareja de recién casados: "¿Qué debemos hacer para que perdure nuestro amor?" Se les respondió: "Amad los dos juntos otras cosas". Es lo que propone otro autor contemporáneo: "Habéis nacido juntos y juntos permaneceréis para siempre jamás. Estaréis juntos cuando las blancas alas de la muerte dispersen vuestros días. Sí, estaréis juntos aún en la callada memoria de Dios. Pero dejad que haya espacios en vuestra compacta unidad. Y dejad que los vientos de los cielos dancen entre vosotros. Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura: dejad más bien que haya un mar meciéndose entre las costas de vuestras almas... Cantad y danzad juntos y estad gozosos, pero conservad cada uno vuestra soledad. Hasta las cuerdas del laúd están solas aunque vibren con la misma música... Estad juntos, peno no demasiado juntos: porque las columnas del templo guardan distancias, y el roble y el ciprés no crecen el uno a la sombra del otro". P.Hidalgo.

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