domingo, 16 de septiembre de 2018

El texto evangélico es sorprendente y desafiante. Ningún cristiano que medite mínimamente el Evangelio se escapa de la encuesta directa que hace Jesús a sus discípulos: ¿Qué dices de mí?, ¿qué significo en tu vida?, ¿quién dices que soy? No interesa tanto la respuesta ideológica o cultural que podamos dar, cuanto la respuesta creyente: Por experiencia de fe, ¿qué decimos de Jesús?, ¿qué nos dice el alma que digamos?..

COMENTARIO: Creer es vivir como Jesús. El verdadero creyente nota que la fe le hace vibrar por completo. Por tanto, es más que un credo de verdades, es también una adhesión del corazón y un compromiso que se traduce en obras. Sólo una fe comprometida es sincera y auténtica. Refresquemos algunas vivencias y consideraciones: — La fe siempre es un don. Es también una razón poderosa para dar sentido a la vida. ¿Ilumina tu interior? ¿Cómo? — La fe se demuestra en la manera de actuar. La fe sin obras está vacía. ¿Cómo demuestras tu fe? — La fe recia y consolidada de los santos, ¿te dice algo? — La fe siempre provoca compromiso. ¿Te pide la fe algún compromiso? ¿Lo llevas a la práctica? El texto evangélico es sorprendente y desafiante. Ningún cristiano que medite mínimamente el Evangelio se escapa de la encuesta directa que hace Jesús a sus discípulos: ¿Qué dices de mí?, ¿qué significo en tu vida?, ¿quién dices que soy? No interesa tanto la respuesta ideológica o cultural que podamos dar, cuanto la respuesta creyente: Por experiencia de fe, ¿qué decimos de Jesús?, ¿qué nos dice el alma que digamos? Pedro confiesa: "Tú eres el Mesías". Pero no entiende que el Mesías tenga que sufrir tanto para salvar al mundo. Por un amor mal entendido tienta a Jesús, para que desista de su misión: no hace falta pagar un precio tan alto. Pedro pensaba al modo humano, no como Dios. Al igual que tantos judíos, había imaginado un Mesías con un proyecto diferente, triunfalista. Pero la lógica de Dios va por otro camino. La victoria del Mesías será consecuencia de su fidelidad sufriente, como expresa el texto de Isaías. Así pues, Jesús reprende a Pedro con dureza, porque está siendo en ese momento como el mismo diablo. Y dice más: no es verdadero seguidor suyo quien no acepte su mentalidad y sepa vivir con la espiritualidad de la cruz. Y añade: no hay mayor satisfacción en la vida que cuando uno se entrega y se sacrifica por amor. Amigos, qué raro es encontrar personas que piensen como Dios. Qué difícil es entender y aceptar a Jesús si no practicamos la conversión. Él no busca la cruz como un masoquista. No quiere el dolor por el dolor. Simplemente nos recuerda que la vida está entrecruzada, porque el sufrimiento es un componente de la existencia que hay que saber asumir. Todos tenemos nuestro viacrucis particular. Es imposible cumplir la voluntad de Dios sin abrazarse a la cruz. Qué razón tenía Jesús con aquella bienaventuranza: "Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la Tierra". Él no aconseja algo que no vea lógico y necesario y no lo testimonie anticipadamente. Por último, ¿cómo entendemos eso de "negarse a sí mismo para ganar la vida"? ¿Cómo nos suena ahora que tanto se habla de bienestar, de culto a la imagen y de hacer lo que apetece? La psicología asegura que para vivir con equilibrio y en armonía necesitamos ejercer un control sobre nosotros mismos. La espiritualidad evangélica, más práctica y humanizante, nos dice que sólo tendremos salud interior si invertimos la vida en amor, servicio y donación. P.Hidalgo.

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