domingo, 14 de junio de 2020

Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo .- Actualmente, los cristianos, organizados en pequeñas comunidades o parroquias, nos seguimos reuniendo en atención a aquel consejo de Jesús: "Haced esto en memoria mía" (Lc 22,19); es decir, para compartir los gestos simbólicos y el compromiso dinámico de aquella cena. En estos encuentros proclamamos la Palabra de Dios, celebramos la vida de Jesús, sobre todo su entrega y nuestra comunión con su amor oblativo hasta el sacrificio; alguien de nosotros exhorta a seguir el ejemplo de Jesús y el de los santos, sus mejores seguidores; rezamos juntos; repetimos el gesto simbólico de alimentarnos con el cuerpo y la sangre del Señor; hacemos colectas para compartir y socorrer a los necesitados

Comentario: Corpus Christi es evocación y condensación de la Eucaristía, alimento ofrecido a los creyentes para mantener con aliciente el itinerario de la vida. Jesús nos fortalece con toda su persona y con todo su mensaje. El culmen de la donación es ofrecerse como alimento y como bebida: "Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida". Se atribuye a San Justino un documento, según el cual podemos apreciar cómo en el siglo II se celebraba ya la eucaristía: "Nos reunimos tanto los habitantes de las ciudades como los del campo; se leen los comentarios de los apóstoles o los escritos de los profetas. Después, el que preside exhorta a la imitación de estos ejemplos. Luego elevamos nuestra oración. Seguidamente compartimos el pan y el vino del Señor y distribuimos los dones que se han aportado. Los que poseen bienes dan para socorrer a los necesitados". ¡Sugerente descripción! Actualmente, los cristianos, organizados en pequeñas comunidades o parroquias, nos seguimos reuniendo en atención a aquel consejo de Jesús: "Haced esto en memoria mía" (Lc 22,19); es decir, para compartir los gestos simbólicos y el compromiso dinámico de aquella cena. En estos encuentros proclamamos la Palabra de Dios, celebramos la vida de Jesús, sobre todo su entrega y nuestra comunión con su amor oblativo hasta el sacrificio; alguien de nosotros exhorta a seguir el ejemplo de Jesús y el de los santos, sus mejores seguidores; rezamos juntos; repetimos el gesto simbólico de alimentarnos con el cuerpo y la sangre del Señor; hacemos colectas para compartir y socorrer a los necesitados. Corpus Christi es viático nutritivo: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que come de este pan vivirá para siempre". Lo más nuclear y genuino de Jesús es la entrega hasta lo máximo: pan que se parte y se reparte y sangre que se derrama en misericordia. Su resumen vital queda muy mostrado en el pan compartido y en la copa entregada. Tanta elegancia debe arrancar de nosotros el compromiso de aquel refrán: "amor con amor se paga". Eucaristía y amor solidario van de la mano. Nuestra comunidad, como la Iglesia, es el cuerpo de Cristo. Sin nuestro servicio, sin nuestro compartir, no hay signo sacramental verdadero. Porque vivimos lo que celebramos, también nosotros, en comunión con Él, hemos de ser pan compartido y vida entregada. Por eso tenemos entre los símbolos una cesta con variedad de alimentos. Hoy se resalta la caridad cristiana, para compartir lo que somos y tenemos, y para vivir en una creciente actitud de servicio. P. Octavio Hidalgo

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