domingo, 3 de enero de 2021

Domingo 2º después de Navidad - En el colmo del amor, y para orientarnos, Dios ha decidido vivir como uno de nosotros. ¿Cabe otra iniciativa mejor? Su sabiduría alternativa alumbra unos valores y una felicidad que no se pueden percibir de espaldas a la luz y hundidos en las tinieblas. Sin embargo, en Jesús todos podemos llegar a la plenitud, es decir, a la experiencia máxima de vivir en comunión como hijos de Dios. Por eso destacamos que Jesús es el ideal y el fundamento para vivir acertadamente. En él Dios Padre nos bendice generosamente. En esto consiste la Navidad: Dios Padre nos invita a compartir la condición de Jesús

El mensaje de hoy es como un eco del presentado el día de Navidad. Se concentra en la Palabra de Dios hecha persona, rebosante de sabiduría, vida y luz. Dios ha querido acercarse, acampar en medio del pueblo, deseoso de orientar a todos por el camino de la salvación. No se cansa de ofrecernos su revelación, porque lejos de ella lo único que encontramos es tiniebla y ruina. Esta revelación culminante se ha realizado por medio de Jesús. Su persona (hechos y palabras) es el mensaje sobresaliente, la Palabra superior y definitiva de Dios que traza el estilo humano más convincente. De nuevo hay que resaltarlo: En el colmo del amor, y para orientarnos, Dios ha decidido vivir como uno de nosotros. ¿Cabe otra iniciativa mejor? Su sabiduría alternativa alumbra unos valores y una felicidad que no se pueden percibir de espaldas a la luz y hundidos en las tinieblas. Sin embargo, en Jesús todos podemos llegar a la plenitud, es decir, a la experiencia máxima de vivir en comunión como hijos de Dios. Por eso destacamos que Jesús es el ideal y el fundamento para vivir acertadamente. En él Dios Padre nos bendice generosamente. En esto consiste la Navidad: Dios Padre nos invita a compartir la condición de Jesús. ¡Qué grande y elegante ha estado Dios con nosotros! Ha querido entrar en la historia como una cuña de luz. Y nos ha dejado su Espíritu para alargar esta Luz de generación en generación, de manera que podamos comprender la esperanza a la que nos llama y la riqueza de gloria que nos espera si trabajamos la santidad personal y comunitariamente. Por eso, es un desacierto dar la espalda a esta Palabra que es Vida, Luz, Sabiduría y Amor: Vino a los suyos y los suyos no la recibieron... Sin embargo, los limpios de corazón y los sencillos son quienes acogen a Jesús: agradecen su Luz, meditan su Palabra y aprovechan su Sabiduría para vivir en progresivo crecimiento. P. Octavio Hidalgo

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