sábado, 20 de abril de 2019

Sábado Santo 2019

Comentario.- Jesús clavado y muerto en la cruz no es la última imagen que los cristianos tenemos de nuestro Salvador. El final de su historia, que da luz a nuestra esperanza, es su resurrección, señorío en plenitud a la derecha del Padre. Nosotros creemos y confesamos que Jesús vive con la misma vida de Dios. Nadie vio la escena, no se pudo hacer ningún reportaje. No importa. La resurrección de Jesús es, ante todo, una experiencia religiosa, espiritual. Lo cierto es que, para ser totalmente salvador, tuvo que atravesar el umbral de la muerte y bajar hasta el abismo con una última misión: conmocionar a todos los infiernos, despertar a todos los que dormían desde antiguo el sueño de la muerte y gritarles con autoridad: "¡Arriba! ¡Levantaos! Es la hora de la vida". Desde entonces, la revolución de Dios ha adquirido un nuevo ímpetu. Ha quedado todavía más claro que la muerte ha perdido la partida, que la vida humana no es una pasión inútil, ni un callejón oscuro. No, no busquéis entre los muertos al que vive. Se ha impuesto definitivamente la razón de Dios, que es Señor y dador de vida. Por eso, el mensaje de esta noche es impresionante. La historia humana está llena de sentido; va a desembocar en Dios, que es origen y meta. Eso sí, que nadie malgaste la vida, que nadie la atropelle ni la entierre, porque es un don maravilloso: rica, hermosa, joven, fecunda... La vida merece sumo cuidado, respeto, responsabilidad, desarrollo constante. Es la cuna del Reino de Dios. ¡Feliz Pascua, hermanos! Feliz paso de lo viejo a lo nuevo, de lo indigno a lo digno, de lo rastrero a lo elevado. Si Jesús nos ha salvado, no podemos vivir a medio gas, ni seguir medio ocultos en el pecado. ¡No! Se acabó la mala vida. Borrón y cuenta nueva, punto y aparte. Ahora sólo interesa mirar y correr hacia delante, entusiasmados por Jesús y por el ímpetu de su resurrección. Dios quiere ganar la partida también en cada uno de nosotros. Esta vigilia memorable es un reto a comprometernos con todo lo que es vida y resurrección. La fe pascual nos impulsa a mejorar los ambientes, a levantar los ánimos por todas partes, a sacar de las trampas y de los engaños a todos los que desean nuevos cauces de esperanza y de alegría. Esta Vigilia nos compromete a sembrar o remover el Evangelio. P.Hidalgo

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