jueves, 5 de febrero de 2015

ESTE DOMINGO 8 DE FEBRERO DEL 2015 SE CELEBRA POR VEZ PRIMERA LA “JORNADA CONTRA LA TRATA DE PERSONAS EN EL MUNDO”

Con el lema, “Enciende una luz contra la trata”, el Vaticano, a petición de las Uniones Internacionales femeninas y masculinas de Superiores Generales de distintas órdenes y congregaciones religiosas, ha promovido una Jornada contra la Trata de Personas en el mundo, que se celebrará este domingo 8 de febrero.

La convocatoria se ha hecho coincidir con la celebración de Santa Giuseppina Bakhita (1869-1947), esclava sudanesa que tras ser liberada se convirtió en religiosa y que fue canonizada en el año 2000. Además, esta Jornada contra la trata, invita a todas las diócesis a que se organicen actividades y, sobre todo, a que “se ore y se dé a conocer esta lamentable realidad que vuelve a actualizar la “vieja esclavitud”, explicaron los organizadores. Igualmente, se destacó que desde el inicio de su Pontificado, el Papa Francisco ha denunciado “con fuerza” el tráfico de seres humanos y ha pedido combatirlo y también a que se cuide de las víctimas. Los Superiores Generales explican en su comunicado que “en la realidad del actual mundo globalizado, la comercialización y la explotación de la vida con fines de lucro, ya cotidianos, nos ciega hasta tal punto que nos impide reconocer a la otra persona, no como fuente de lucro, sino como hermano y hermana”.

Ante esta realidad, ha surgido una invitación a diócesis, parroquias, congregaciones religiosas, grupos, movimientos, asociaciones, así como a escuelas y familias para que se reflexione y se rece, “para poner luz sobre la oscuridad de este crimen”. Con esta Jornada contra la Trata de Personas, se desea también iniciar “un proceso de sensibilización” que ayude a mitigar las causas que ocasionan este tipo de esclavitud en las personas y a realizar recorridos educativos dirigidos a promover la prevención “a todos los niveles” contra esta “plaga que explota la vida humana y destruye la dignidad de la persona”. Esta iniciativa que tendrá su máxima resonancia este domingo 8, fue presentada el pasado martes en la Sala de Prensa del Vaticano y está patrocinada por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; el Pontificio Consejo para la Pastoral de Migrantes y por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz. La Jornada incluirá la convocatoria de Vigilias de Oración en distintos países y culminará en Roma donde se participará este domingo 8 en el Ángelus con el Papa Francisco, día en que se celebra la fiesta de Santa Giuseppina Bakhita.


Llamamientos del Papa En la reciente exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” (La alegría del Evangelio), el Papa Francisco denuncia las distintas formas de trata de personas y señala en tono personal que “siempre me angustió la situación de los que son objeto de las diversas formas de trata de personas”. “Quisiera -continúa- que se escuchara el grito de Dios preguntándonos a todos: “¿Dónde está tu hermano?” (Gn.4,9). ¿Dónde está ese que estás matando cada día en el taller clandestino, en la red de prostitución, en los niños que utilizas para la mendicidad; en aquel que tiene que trabajar a escondidas porque no ha sido formalizado? No nos hagamos los distraídos. Hay mucho de complicidad. ¡La pregunta es para todos! En nuestras ciudades está instalado ese crimen mafioso y aberrante, y muchos tienen las manos preñadas de sangre debido a la complicidad cómoda y muda”. Por otro lado, el Papa Francisco señaló en la pasada Jornada de la Paz que se celebró el 1 de enero con el lema, “Ya nunca más esclavo, sino hermano” que “con frecuencia -decía el Papa-, se piensa que la esclavitud sea un hecho que pertenece al pasado. Sin embargo, esta plaga social está fuertemente presente también en el mundo de hoy”. El Santo Padre ha calificado a la esclavitud como “una terrible laceración” abierta en el cuerpo de la sociedad contemporánea; es una “gravísima herida en la carne de Cristo… Sobre esta herida especulan vergonzosamente individuos y grupos aprovechando la situación causada por tantos conflictos en curso en el mundo, así como por el contexto de la crisis económica y de la corrupción”. Para combatirla eficazmente, señala Francisco, “es necesario ante todo reconocer la inviolable dignidad de toda persona humana, además de mantener inamovible la referencia a la fraternidad, que requiere la superación de la desigualdad, a partir de la cual un ser humano puede hacer esclavo a otro”.

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