Lecturas del Domingo III Primera lectura
Lectura de la profecía de Jonás (3,1-5.10):
En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo.»
Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla.
Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!»
Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.
Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.
Lectura de la profecía de Jonás (3,1-5.10):
En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo.»
Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla.
Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!»
Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.
Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.
Palabra de Dios
El personaje
simbólico de Jonás pregona con pasión el valor
decisivo de la conversión. Este valor, como la
santidad, ha sido considerado y promovido en todos
los tiempos.
Para Jesús la
conversión es una palabra clave, programática; es
una condición necesaria para que estalle la
fe y se pueda desarrollar el Evangelio.
Evangelizar es la
razón de ser de la Iglesia, su gran tarea. Una de
las primeras decisiones que Jesús toma en su vida
pública es buscar colaboradores. No entra en sus
planes hacer las cosas solo. Sale a la calle e
invita a ir con Él y a evangelizar. Eso es lo que
quiere decir con la frase: "Venid conmigo y os haré
pescadores de hombres". Así comienza a organizar una
comunidad que sea activa y emprendedora al servicio
del Reino de Dios.
Hoy nos repite la
invitación; y lo hace motivando la conversión. Para
seguirlo, hay que dejar las redes, es decir, hay que
eliminar todo lo que impide estar ágiles y
disponibles para anunciar el Evangelio y ser
testigos del Reino de Dios. ¿Hay algo en nosotros
que nos tenga enredados?
Da la impresión que
Jesús llama a los primeros que encuentra, que no
busca a personas de cualidades especiales. Es decir,
que cualquiera vale para trabajar por el Reino de
Dios. Lo que sí resalta el Evangelio es que cuando
Jesús llama, hay que dejar algo..., porque hay que
optar.
Actualmente las
llamadas de Jesús siguen aconteciendo. La respuesta
de los primeros discípulos fue dejar inmediatamente
lo que tenían entre manos y seguirlo para
evangelizar. ¿Respondemos nosotros con semejante
rapidez?
Si el Reino de Dios
no comienza por uno mismo, difícilmente se puede
testimoniar y anunciar.
P. Octavio
Hidalgo, C.Ss.R.
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