sábado, 20 de agosto de 2016

Domingo, 21 de agosto .-. Domingo del Tiempo Ordinario Resulta chocante la expresión con que acaba este pasaje evangélico: "Hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos". Pero no nos ha de extrañar. Los que eligen los últimos puestos, los que optan por ser pobres, los que valoran y encarnan la humildad, los que están contentos de ser sencillos y no quieren sobresalir socialmente..., ésos son los que viven con acierto porque han captado la mística de la salvación...

COMENTARIO.- Es inquietante la pregunta que alguien formula a Jesús: “Señor, ¿serán pocos los que se salven?". Con más o menos acento surge la cuestión en todos los tiempos. Jesús no responde dando cifras; no le interesan los números ni las estadísticas. Dios Padre es amor y misericordia; por Él todos podrán salvarse. Otra cosa es si nosotros queremos. Por este motivo, su contestación se vuelve exhortación y propuesta. Dice: "Esforzaos en entrar por la puerta estrecha". Esta puerta estrecha, que da paso a la vida de calidad, es la de los valores evangélicos. En ese talante germina la salvación que Dios regala. Este pasaje evangélico recuerda aquel otro de San Mateo, según el cual, unos aprueban el examen de la vida y otros son suspendidos. Tanto en aquel pasaje como en éste hay sorpresas y preguntas: "Señor, si hemos comido y bebido contigo, si has enseñado en nuestras plazas...". “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos?". "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados". ¿Sorprendente? La verdad es que nadie se salva por creerse cristiano de toda la vida o por enchufe particular. Con Dios no hay recomendación que valga. La salvación se va labrando día a día, al aire de Jesús y con el espíritu de las bienaventuranzas. Estas son las mejores herramientas que nos han dejado. Por tanto, la salvación está al alcance de todos, y el camino suficientemente revelado en el Evangelio. Otra cosa es que lo queramos emprender pasando por la puerta estrecha. Jesús mismo es Camino, Verdad, Vida, Luz, Resurrección... Su estilo de vida es el óptimo, el ideal; en sí mismo ya es salvador. Resulta chocante la expresión con que acaba este pasaje evangélico: "Hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos". Pero no nos ha de extrañar. Los que eligen los últimos puestos, los que optan por ser pobres, los que valoran y encarnan la humildad, los que están contentos de ser sencillos y no quieren sobresalir socialmente..., ésos son los que viven con acierto porque han captado la mística de la salvación. Dice un refrán: "Cuando el camino se hace duro, sólo los duros siguen por el camino". Así es la senda de la salvación cristiana: no es precisamente de rosas, que también las tiene, sino de despojo, de esfuerzo y de fidelidad. En resumen, la parábola de la puerta estrecha nos habla de conversión y revela que la salvación cristiana es una aventura difícil, pero asequible a todos. (P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R.)

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