domingo, 30 de junio de 2019

Para seguir a Jesús hay que ser muy libre, muy desprendido y muy radical. Por ahí va la vocación cristiana. No valen para cristianos aquellos que juegan a la conveniencia, que nadan y guardan la ropa, que varían de parecer según situaciones e intereses, que no acaban de romper ataduras a cosas, personas...; tampoco valen aquellos que miran atrás...

Comentario.- La carta de San Pablo a los gálatas es reconocida como la "la carta de la libertad cristiana". El pasaje de hoy recoge afirmaciones de enorme significado: "Hermanos, vuestra vocación es la libertad"; "para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado"; "andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne"... Hay quien piensa que Dios coarta la libertad humana. ¡Gran equivocación! Dios llama, sí; pero siempre respeta la respuesta de las personas porque convoca a la libertad. Su plan consiste en proyectarnos hacia ese ideal para que no caigamos en ningún libertinaje. La libertad es sagrada y frágil al mismo tiempo. Si no se cuida con mucho esmero, quiebra fácilmente. Y quien mejor nos ayuda a cuidarla es Dios, su Espíritu. Por eso, la libertad del Espíritu es la mayor, la auténtica. En Dios no existe la más mínima sombra de libertinaje. Su libertad es altamente exigente, saludable y constructiva, está en relación estrecha con el amor y al servicio de la paz. Para seguir a Jesús hay que ser muy libre, muy desprendido y muy radical. Por ahí va la vocación cristiana. No valen para cristianos aquellos que juegan a la conveniencia, que nadan y guardan la ropa, que varían de parecer según situaciones e intereses, que no acaban de romper ataduras a cosas, personas...; tampoco valen aquellos que miran atrás. En el Antiguo Testamento el ejemplo de Eliseo es claro. Era un labrador rico; quemó los aperos y mató los bueyes, con lo cual ya no había nada que lo retuviera. Se cuenta también que el extremeño Hernán Cortés, descubridor de México, al desembarcar en Veracruz quemó las naves para motivar a los suyos a no mirar atrás. Las llamadas bíblicas tienen este cariz: suponen desprendimiento y un nuevo estilo de vida. Resumiendo, el texto evangélico detalla algunas condiciones del seguimiento de Jesús: ◾ Quien se adhiere a Él es porque quiere, no porque se le imponga. ◾ No se puede tratar con violencia, como sugieren Santiago y Juan, a quienes no entran por este camino. ◾ Los verdaderos discípulos de Jesús son tan desprendidos que no consideran nada como propio: "No tienen donde reclinar la cabeza". ◾ El Reino de Dios y la misión son lo primero; la familia nunca ha de ser obstáculo, menos otras ataduras. ◾ El seguimiento cristiano es cosa de valientes que sólo miran hacia delante. ◾ La vocación cristiana es libre y radical. P.Hidalgo.

domingo, 23 de junio de 2019

Domingo del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, solemnidad - La mentalidad cristiana ha sido muy clara desde el principio: El amor a Dios se demuestra amando a los hermanos. El texto evangélico lo acaba de expresar con todo realismo. Dijo Jesús a los discípulos: "Dadles vosotros de comer". Es decir, podemos resolver entre todos las necesidades que acontecen si practicamos la solidaridad. Cuando se comparte, no hay miserias, ni hambrunas, ni víctimas inocentes por hambre; al contrario, la generosidad hace milagros, y al compartir descubrimos que los bienes se multiplican de una manera sorprendente..

Comentario.- Corpus Christi es un día sacramental, eucarístico. Con el Jueves Santo, evoca el significado de la Última Cena de Jesús con sus discípulos. Por eso, es el día de la Eucaristía y de la Caridad, es decir, del amor convertido en gesto solidario, en servicio, en oblación... Corpus Christi es el día en el que se motiva, de manera especial, el compartir los bienes, porque la propiedad privada, radicalmente entendida, no va con los cristianos. Nosotros rezamos en plural: “Danos hoy nuestro pan de cada día...". El pan, símbolo del alimento necesario en la generalidad de las culturas, es un derecho que no se puede negar a nadie. Sin embargo, la existencia de personas con necesidades fundamentales sin cubrir cuestiona el uso que estamos haciendo de los bienes. La mentalidad cristiana ha sido muy clara desde el principio: El amor a Dios se demuestra amando a los hermanos. El texto evangélico lo acaba de expresar con todo realismo. Dijo Jesús a los discípulos: "Dadles vosotros de comer". Es decir, podemos resolver entre todos las necesidades que acontecen si practicamos la solidaridad. Cuando se comparte, no hay miserias, ni hambrunas, ni víctimas inocentes por hambre; al contrario, la generosidad hace milagros, y al compartir descubrimos que los bienes se multiplican de una manera sorprendente. El ejemplo siempre será Jesús, que lo dio todo y se entregó por completo. La Iglesia ha conservado su testamento que encierra una enorme espiritualidad. Jesús se vale del pan humilde para expresar su amor total: se parte y se reparte, satisface nuestras hambres y nos recuerda que hay más necesidades que las físicas: hambre de verdad, de libertad, de justicia, de belleza... Al final sólo Dios puede satisfacer la necesidad y el hambre de eternidad. Comer el pan sagrado de Jesús es potenciar la comunión, asumir su causa, luchar por lo que Él luchó. Y, al mismo tiempo, es brindar misericordia, bondad, justicia, generosidad... Es una contradicción comulgar y después ser envidioso, egoísta, orgulloso o violento. En resumen, la eucaristía es el sacramento nuclear y culminante de la vida cristiana, el símbolo que Jesús nos entregó y que nos mandó repetir celebrativamente: "Haced esto en conmemoración mía". Es el sacramento del compartir y repartir, de la entrega y del sacrificio por los demás hasta su expresión suprema, el martirio. Por eso es considerado el sacramento central y culminante de la vida cristiana. P.Hidalgo.

domingo, 16 de junio de 2019

Domingo de la Santísima Trinidad, solemnidad - Jesús, Dios-con-nosotros, es la mayor y mejor revelación del Dios Trinidad, el símbolo de su condición, el espejo que refleja su identidad, su mejor fotografía. Jesús es pura transparencia divina. Su misión es testimoniar a Dios, hablar de Él con toda su persona. Para ello utiliza cantidad de recursos y de mediaciones. En este sentido qué bien resuena aquella confesión dirigida al discípulo Felipe: "Quien me ha visto a mí ha visto al Padre" (Jn 14,9)...

Comentario.-No es fácil hablar de Dios, aunque tengamos una fuerte experiencia religiosa y la mística divina nos empape. Con frecuencia se oye que Dios es inefable, indefinible, imposible de expresar porque supera todas nuestras medidas y categorías. Los judíos del Antiguo Testamento consideraban que Dios es innombrable y tenían prohibida cualquier imagen o representación suya porque serían parciales, inexactas, meras proyecciones de nuestras intuiciones que lo desfigurarían. Por todo ello se dice que Dios es misterio, aunque un misterio sublime que nos atrae y nos estremece, ante el cual lo mejor que podemos hacer es contemplar y callar. Tal vez por esto hoy es el Día eclesial de los Contemplativos, de esos cristianos cuya vocación no comporta hacer algo especial, sino simbolizar hasta qué punto Dios atrae y cómo es capaz de capitalizar radicalmente toda una vida. Sin embargo, Dios no se ha quedado encerrado y ensimismado en su mundo, alejado de nuestra historia. Se ha revelado y se deja encontrar llenando nuestra vida de sentido, cubriendo nuestros vacíos de amistad, de esperanza, de plenitud. Sin Dios arrastraríamos una amarga tensión, nos ahogaríamos en una terrible insatisfacción existencial. Pero no, Dios se nos ha acercado, lo vivenciamos, nos habita, se derrama en amor como jamás hubiéramos sospechado. Incluso nos ha abierto su casa y nos ha introducido en su intimidad familiar, trinitaria, un hogar de amor y de vida que no tiene fronteras. Jesús, Dios-con-nosotros, es la mayor y mejor revelación del Dios Trinidad, el símbolo de su condición, el espejo que refleja su identidad, su mejor fotografía. Jesús es pura transparencia divina. Su misión es testimoniar a Dios, hablar de Él con toda su persona. Para ello utiliza cantidad de recursos y de mediaciones. En este sentido qué bien resuena aquella confesión dirigida al discípulo Felipe: "Quien me ha visto a mí ha visto al Padre" (Jn 14,9). Sí, Jesús nos habla de un Abba y de una relación como hijos de un Dios que es Padre y Madre. Los cristianos creemos que Jesús no desfigura la imagen de Dios, ni sus planes, ni su Reino; al contrario, nos transmite su imagen adecuada, una imagen entrañable. Y creemos también que el Espíritu completa la revelación de Jesús porque es Verdad y conduce hasta la verdad plena, y porque es el amor de Dios derramado en nuestro corazón. Como creyentes, tenemos la suerte de entender y disfrutar que "en Dios vivimos, nos movemos y existimos" (Hch 17,28) como predicaba San Pablo, y que en el fondo nuestra vida cristiana consiste en caminar hacia el Padre por el Hijo en el Espíritu Santo con conciencia de hijos adoptivos. P.Hidalgo.

domingo, 9 de junio de 2019

Domingo de Pentecostés - El impacto de Pentecostés multiplica discípulos. Además, están dispuestos a dar la cara y arriesgar cuanto haga falta por la causa de Jesús. Un coraje sobrenatural los reviste y los penetra. Una iluminación divina les hace entender el sentido profundo del Evangelio. Una mística nueva les ensancha el alma y los lanza a ser testigos públicamente...

Comentario.- Hoy es un día específico para agradecer a Dios Padre y a Jesús que nos hayan regalado su propio Espíritu, que nos confirma en la fe y nos ayuda a entender profundamente las enseñanzas y los valores del Evangelio. Este regalo le conviene a todo el mundo. El bautismo del Espíritu Santo el día de Pentecostés sobre los apóstoles y demás cristianos reunidos fue un hecho claro y extraordinariamente positivo. Si creían los jefes religiosos de Jerusalén que habían hecho callar a Jesús para siempre y que sus discípulos se habían acobardado con tal escarmiento, se confunden por completo. Aquellos hombres se habían encerrado ciertamente por miedo; estaban sumidos en un mar de dudas; parecían acabados y aplanados por el fracaso; eran como un cuerpo sin alma. Pero con la irrupción del Espíritu Santo se motivan extraordinariamente, salen a la calle, comienzan a hablar como profetas en nombre de Jesús y todos les entienden. Y es que las cosas de Jesús no son tan difíciles de entender si uno abre la mente y el corazón. Otra cosa es que tengamos coraje para seguirlo. Es evidente. El impacto de Pentecostés multiplica discípulos. Además, están dispuestos a dar la cara y arriesgar cuanto haga falta por la causa de Jesús. Un coraje sobrenatural los reviste y los penetra. Una iluminación divina les hace entender el sentido profundo del Evangelio. Una mística nueva les ensancha el alma y los lanza a ser testigos públicamente. Pero el dinamismo de Pentecostés no acabó entonces. El Espíritu sigue interviniendo porque hay un Pentecostés permanente en la vida de la Iglesia. El Espíritu sigue ofreciendo dones, despertando servicios, haciéndonos corresponsables en la misión de la Iglesia hacia dentro y hacia fuera. Gracias a este Enviado de Dios, que nunca nos deja, podemos rezar metidos en la corriente trinitaria, podemos sorprendernos ante muchos signos y prodigios de la fe, podemos disfrutar la experiencia entrañable de sentirnos hijos de Dios y podemos ser testigos de dones impactantes. Sí, hermanos, el Espíritu Santo es la luz, la fuerza, la vida, el aliento, el consuelo de Dios para la Iglesia y el mundo. Mueve desde la interioridad, ilumina las situaciones más oscuras, enciende el corazón de muchos valientes que se lo piden, induce a servir. Pone en marcha a la Iglesia, concede dones y carismas para riqueza de la comunidad al servicio de todo el pueblo, es una motivación extraordinaria para evangelizar y reconciliar. La verdadera misión de la Iglesia llevará siempre la marca y el sello del Espíritu Santo. Este Espíritu es lo más digno y determinante que el Padre y Jesús nos han podido regalar. Ellos cumplieron su palabra y su promesa. Ahora nos toca a nosotros sacar partido de este don tan vitalizador. Al cristiano que se deja conducir por el Espíritu, se le nota; cambia radicalmente; es una persona de convicciones, de sólida religiosidad, de fuerza incontenible, capaz de penetrar en la realidad transformadoramente; es una persona servidora, libre, sencilla, generosa, arriesgada, orante, sincera, compasiva... Pentecostés nos recuerda la vocación de vivir al aire del Espíritu y de volcarlo a la sociedad por medio de un testimonio vivificante. Donde hay Espíritu de Dios reinan la verdad y la libertad, hay paz y entendimiento, hay unidad. P.Hidalgo.

sábado, 8 de junio de 2019

Participación en la XXXIX Jornadas de Delegados y Agentes Pastoral de Migraciones en El Escorial los dias 6, 7 y 8 de Junio del 2019 organiza La Conferencia Episcopal de Migraciones

Nuestra profunda tristeza por el fallecimiento de Mons. J.Antonio Menéndez Fernandez Obispo de Astorga el pasado 15 de Mayo del 2019 fué el presidente de la Comisión Episcopal de las Migraciones, su ausencia nos entristece El Papa Francisco nombró en noviembre de 2015 obispo de Astorga. Fue el primer obispo español nombrado por el papa Francisco y se convirtió en el 137 obispo de la Diócesis de Astorga, una de las más antiguas de España.

domingo, 2 de junio de 2019

Ascensión del Señor - Ha llegado nuestra hora. Jesús nos pasa el relevo, nos confía su tarea, nos pide que seamos testigos y evangelizadores inyectando en la tierra el estilo del cielo. En verdad, todavía nos queda mucho por hacer. Por eso, como dice la segunda lectura, que el Padre de nuestro Señor Jesucristo nos dé espíritu de sabiduría y revelación para comprender la herencia cristiana que nos han transmitido y la tarea que tenemos por delante. Jesús compromete su presencia por medio del Espíritu...

Comentario: La ascensión de Jesús no es un espectáculo para que la gente se quede pasmada y pasiva. Al contrario, constituye un símbolo muy importante para todos los cristianos y un testimonio que da altura a nuestra vocación y destino. En verdad, merece la pena conocer a Jesús y seguirlo, su experiencia nos enriquece; su manera de vivir es un reclamo atractivo para todos. La ascensión y glorificación de Jesús son como un aplauso caluroso que el Padre le tributa con satisfacción: "Lo exaltó y le concedió el nombre-sobre-todo-nombre". Lo hizo "Señor" y lo sentó a su derecha para siempre. Pero es también elevación impresionante de todo lo humano, un tirón de moral y de estímulo. La vida se sale con la suya, a pesar de la muerte. Y la humanidad entera ve coronada su propia historia con una apoteosis sublime de resurrección y de gloria. Para nosotros, que estamos en camino, la ascensión es testimonio y acción. Los verdaderos cristianos hacen Reino de Dios no sólo mirando al cielo, sino trabajando los valores del Evangelio un día y otro y elevando la vida a las más altas cotas de humanidad. Ha llegado nuestra hora. Jesús nos pasa el relevo, nos confía su tarea, nos pide que seamos testigos y evangelizadores inyectando en la tierra el estilo del cielo. En verdad, todavía nos queda mucho por hacer. Por eso, como dice la segunda lectura, que el Padre de nuestro Señor Jesucristo nos dé espíritu de sabiduría y revelación para comprender la herencia cristiana que nos han transmitido y la tarea que tenemos por delante. Jesús compromete su presencia por medio del Espíritu. P.Hidalgo.