domingo, 31 de julio de 2016

XVIII Domingo del Tiempo Ordinario La verdadera felicidad no coincide con tener muchas cosas ni con "tumbarse a la bartola"... Cuántos comentan que les encantaría vivir sin trabajar. ¡Qué equivocación! No hay mayor fracaso que vagar inútilmente. Hay valores muy superiores al dinero y a la comodidad. El ser humano es mucho más que materia. Por eso dice el autor de la carta a los colosenses: "Si habéis resucitado con Cristo, aspirad a los bienes de arriba... No sigáis engañándoos unos a otros"...

COMENTARIO DEL EVANGELIO DE HOY San Agustín fue una persona que deseó disfrutar la vida y apurarla como el que más. No obstante, en la primera etapa de su vida se equivocó una y otra vez: iba de amargura en amargura, de frustración en frustración. Hasta que llegó a convencerse de que estaba engañado, con las aspiraciones cruzadas. Experimentó que la vanidad y el vacío interior no engendran más que desgracias. ¿Solución? Abrirse a la luz de Dios. Fue entonces cuando estalló su conversión. Confesó: "Señor, nos hiciste para Ti y nuestro corazón estará intranquilo hasta que descanse en Ti". Una de las tentaciones fuertes que todos padecemos es la de "tener y tener"... Esta tentación le rondó también a Jesús. El Maligno pretendió enredarlo con el atractivo de poseer muchas riquezas y tener mucho dominio. Pero Jesús le plantó cara y no se vendió. Su proyecto de vida era otro muy distinto: pobreza elegida y solidaridad. Jesús sabía que la codicia es como una droga: crea adicción y corrompe; además genera turbación, desigualdades, injusticia, rivalidad. Y nada de esto va con el plan de Dios. La visión materialista de la vida arrastra y precipita al absurdo, al sinsentido. ¿Para qué el exceso de bienes, si nos quita el sueño y es causa de envidia y de tensiones? Necesitamos unos medios de subsistencia para vivir con dignidad. Pero, ¿dónde termina lo que es necesario o conveniente y dónde comienza lo que es superfluo, egoísta y escandaloso? La sensibilidad evangélica nos lo indica con suficiente claridad. Ningún exceso es lógico ni hace bien. Al contrario, todos los excesos dañan la espiritualidad. Por tanto, los bienes materiales y el dinero han de estar al servicio de la vida personal y comunitaria, no al revés. Si con el paso de los días, no llegamos a ser ricos ante Dios, hemos malgastado miserablemente la vida. La verdadera felicidad no coincide con tener muchas cosas ni con "tumbarse a la bartola"... Cuántos comentan que les encantaría vivir sin trabajar. ¡Qué equivocación! No hay mayor fracaso que vagar inútilmente. Hay valores muy superiores al dinero y a la comodidad. El ser humano es mucho más que materia. Por eso dice el autor de la carta a los colosenses: "Si habéis resucitado con Cristo, aspirad a los bienes de arriba... No sigáis engañándoos unos a otros". Sólo se disfrutan los bienes cuando se valoran adecuadamente y se utilizan dignamente. No hay bienestar verdadero si no lo acusa el interior. Como cristianos, hemos de aspirar siempre a los bienes superiores. Para nosotros lo primero es el Reino de Dios y su justicia, es decir, el equilibrio entre unos y otros, la repartición de bienes, la fraternidad. Por tanto, nada de agobios ni de sueños avariciosos que "la avaricia rompe el saco", dice el refrán. El pasaje evangélico aclara que el papel de Jesús no es el de resolver denuncias y dar sentencias como si fuera un juez. Su papel es el de iluminar la vida con mensajes, gestos y signos. Por eso, con la parábola del rico avaricioso y necio, Jesús nos vuelve a presentar su mentalidad alternativa, original.P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R.

domingo, 24 de julio de 2016

Evangelio de hoy - Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,1-13): Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.» Él les dijo: «Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."» Y les dijo: «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos." Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?» Palabra del Señor

En las lecturas de hoy que nos comentan los pecados de Sodoma y Gomorra y que a pesar de tanto pecado el Señor se muestra misericordioso con los habitantes si existe al menos una persona sin pecado por el arrepentimiento. En el Evangelio de Lucas los discípulos le dijeron a Jesús que les enseñaran a orar y Jesús les enseñó el Padrenuestro. Es la oración más bella y completa que existe, como decía la Madre Teresa de Calcuta en ella está Dios, nosotros y el prójimo. El Señor nos invita a pedir al Padre siempre y con confianza. Hoy te pido Señor que nos enseñes a orar con confianza y perseverancia.Amén “Señor, enséñanos a orar”, San Lucas resalta este domingo la importancia de la oración, que está en el centro de la vida cristiana. Orar pertenece a la entraña de la experiencia del encuentro con Dios, en Jesús. No es fácil, todos decimos que la oración es fundamental para el creyente, pero lo difícil es sacar momentos para ponernos delante del misterio. Escasea la oración e incluso el rezo, porque vamos perdiendo el sentido poético y simbólico. Toda relación es un acto gratuito, ineficaz, inútil, único y nosotros estamos acostumbrados al pragmatismo. Desde niños nos enseñaron a rezar, con la oración del Padrenuestro que hoy nos propone Jesús, tres padrenuestros después de confesarnos, un padrenuestro para bendecir la mesa, otro en todas las misas. Lo recitamos tan rápido, que en ocasiones, no sabemos distinguir entre lo que decimos y hacemos, o lo sabemos y por eso corremos. En el momento de su rezo en la Eucaristía escuchamos: “nos atrevemos a decir”, y la audacia parece convertirse en rutina muchas veces cantarina. Quién puede llamar a Dios, Padre (Abba) y no ir más allá de la costumbre mil veces repetida. Cómo decir que santificado sea su nombre, se haga su voluntad, que venga su Reino, sin alzar nuestra mirada al cielo. Y en la segunda parte, cómo no mirar al hombre que necesita el pan de cada día, el perdonar y ser perdonado, el no caer en la tentación y ser librado del mal. En el Padrenuestro unimos el cielo y la tierra, se nos muestra lo fundamental del Reino, que no es formulado en una doctrina, sino en una oración. Rezarlo crea una cierta insatisfacción, un deseo, una esperanza de que es posible que pueda llegar el Reino, que es justicia, paz y fraternidad. Que será necesario repartir el pan cada día no sólo en la Eucaristía, sino el pan material, pedir perdón y luchar por una vida más digna. Es entonces cuando las palabras, mil veces repetidas, cobran sentido. Nadie puede apropiarse a Dios, no es Padre mío, sino Padre nuestro, nuestro Dios es de todos, llamar a Dios Padre nos hace a todos hermanos. En él no se habla de la Iglesia, el centro es Dios y el hombre necesitado. Ahí está lo esencial, la pasión por el cielo y la pasión por la tierra. Toda oración nace de un profundo encuentro con Dios, que es el que nos manda a la acción, por eso está llena de una confianza alegre y de un sereno abandono. Lo importante de la oración son las experiencias que suscita: nos hace ver nuestras limitaciones, anhelos, noches oscuras, tener momentos de bendición y alabanza… La relación con la trascendencia, sólo puede vivirse en búsqueda. “Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre”. Pedid, buscad, llamad, dar, hallar, abrir; podrían ser los ser verbos imprescindibles para orar. Jesús se enfrento al templo, los sacerdotes, el culto, la ley, el sábado, pero nadie jamás le pudo acusar de no pedir al Padre por sus discípulos, de no buscar su voluntad, y de no retirarse en muchas ocasiones, en soledad a orar. Por eso, se puede asegurar, que un creyente que no ora, difícilmente es creyente, a lo más, será una persona con una fuerte carga ideológica, que se ha creado un Jesús imaginario y un catolicismo a su medida. Tendremos que conseguir tiempo para orar, lo de rezar no lo llevamos tan mal, en medio de tanta actividad, quizás, nos falte el momento de aquel labrador, que todas las tardes al regresar del campo, entraba en la Iglesia que estaba solitaria, se sentaba en el último banco a fumar un cigarro y hablar con Dios, no rezaba, le contaba como iba la cosecha, sus hijos… y al terminar el cigarro se marchaba para casa. No es cuestión de método, ni de posturas, tendremos que contar con el Espíritu (espiritualidad viene de Espíritu), es cuestión de amistad y de saber; que dependemos de alguien, que es Padre- Madre, que nos quiere.

sábado, 16 de julio de 2016

XVI Domingo del Tiempo Ordinario Solemnidad de Jesucristo Santísimo Redentor En el mensaje de hoy sobresalen la acogida y la hospitalidad. Las practica Abraham y las practican también las hermanas Marta y María con Jesús, entre quienes debía existir una gran amistad. Ambas escenas son muy humanas y ricas en detalles de atención. Abraham y Marta se desviven por obsequiar a los visitantes. Sólo que, en el caso de las hermanas, Jesús viene a decir: Todos los detalles están bien; pero el mejor detalle es el de María, que se ha sentado a mi lado y me está escuchando...

COMENTARIO DEL EVANGELIO En el mensaje de hoy sobresalen la acogida y la hospitalidad. Las practica Abraham y las practican también las hermanas Marta y María con Jesús, entre quienes debía existir una gran amistad. Ambas escenas son muy humanas y ricas en detalles de atención. Abraham y Marta se desviven por obsequiar a los visitantes. Sólo que, en el caso de las hermanas, Jesús viene a decir: Todos los detalles están bien; pero el mejor detalle es el de María, que se ha sentado a mi lado y me está escuchando. Efectivamente, orar es, sobre todo, escuchar. A lo largo del Evangelio Jesús da mucha importancia a esto de escuchar la Palabra para cumplirla después. En este pasaje Marta es la activa: se afana y se multiplica para que no falte nada; María, en cambio, es la orante: se ha sentado a los pies de Jesús y escucha sus palabras como una buena discípula. Ambas hermanas han sido consideradas como la personalización de dos estilos que se dan entre los cristianos. Las dos quieren la presencia de Jesús en casa. Pero la manera de reaccionar ante su visita es diferente: María concede prioridad al diálogo con Jesús. Marta cree que es preferible prepararle cosas... Jesús manifiesta preferencia por la manera de proceder de María. En el fondo valora más el diálogo orante que el hacer y hacer... La actividad puede perder orientación y espiritualidad si no está animada por la oración. Lo acertado es conjugar oración y acción, porque se necesitan y complementan. Toda nuestra vida debe estar empapada de oración. El cristiano auténtico no "hace oración a ratos", sino que “es orante"; respira con naturalidad la comunión con Dios; experimenta, minuto a minuto, que Dios le ama. Esta condición orante no depende de tiempos ni de lugares; es la atmósfera vital del creyente, la conciencia y el clima en que transcurre la totalidad de la vida. Por eso, seguramente Jesús no reprocha a Marta que esté activa, sino que la actividad le impida escuchar y orar... La acción comprometida y la oración deben ir muy unidas en la vida de un creyente, forjando un buen equilibrio religioso. La fe necesita de ambas. Para trabajar el Reino de Dios se necesita la oración. Es lo que hace Jesús: recurre a la oración para alimentar el compromiso. Él fue activo como el que más y orante por encima de todos. Precisamente la oración le llevó a comprometerse hasta el martirio. Por tanto, es necesario que nos sentemos a los pies de Jesús, como hizo María, para ser cristianos comprometidos y místicos. ¿Lo estamos necesitando? (P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R.)

jueves, 14 de julio de 2016

VIDEO FORUM SOBRE EL CABALLO PERUANO DE PASO EN VIGO - ESPAÑA MARTES 19 DE JULIO DEL 2016 - LUGAR: "CASA DA MULLER" C/ ROMIL 20 - HORA: 19:30 H. En la conquista y la colonización de América, los españoles emplearon a los caballos como sus mejores armas. Estos animales trajeron al nuevo mundo las condiciones genotípicas y fenotípicas heredadas de las yeguadas nativas españolas y de los caballos berebere que formaron el antiguo caballo Andaluz traído por los españoles al Continente Americano. El caballo Peruano de Paso, heredaría del Andaluz la elevación de los miembros anteriores, a su vez herencia del Frison importado por los españoles, y del berebere la ambladura y algunos rasgos fenotípicos. El clima, suelos y pasturas del nuevo Virreinato del Perú, fue formando caballos de gran musculatura, tendones compactos y cascos resistentes. La geografía costera formó un caballo austero en la alimentación, de gran resistencia en las duras jornadas a través del desierto, logrando por selección, caballos capaces de soportar las inclemencias del medio geográfico mejorando sus facultades, perfeccionando su mecánica de movimiento, aumentando su rusticidad, para ir seleccionando un caballo que transportara mas rápida y cómodamente al jinete. Ya en la etapa colonizadora, fue necesario formar un caballo para los tiempos de paz. La sensibilidad del criador del nuevo Virreinato del Peru, hizo que se fuera adaptando la raza de andaluces a los viajes por la geografia desertica de la costa asi como a los valles que la atraviesan de este a oeste. Todos estos factores llevaron a formar un caballo de andar suave ya que al desplazar su centro de gravedad hacia adelante - apoyandose ligeramente hacia uno de los costados- transporta al jinete sin los rigores del trote de otras razas que lo desplazan hacia arriba y hacia adelante. Su rusticidad, acompanada por su mecanica de movimiento en su forma de desplazarce, ha hecho poseer al Caballo Peruano de Paso el mejor promedio de perfomance durante cabalgatas de tiempo y recorrido de grandes distancias. Despues de mas de cuatrocientos años el criador de caballos de paso, ha creado una de las mas bellas razas de caballos. Ha realizado una combinación excepcional que contiene comodidad, rusticidad, fortaleza, longevidad, brio y belleza en una sola raza que produce el mejor caballo de silla del mundo. "EL CABALLO PERUANO DE PASO".

En la conquista y la colonización de América, los españoles emplearon a los caballos como sus mejores armas. Estos animales trajeron al nuevo mundo las condiciones genotípicas y fenotípicas heredadas de las yeguadas nativas españolas y de los caballos berebere que formaron el antiguo caballo Andaluz traído por los españoles al Continente Americano. El caballo Peruano de Paso, heredaría del Andaluz la elevación de los miembros anteriores, a su vez herencia del Frison importado por los españoles, y del berebere la ambladura y algunos rasgos fenotípicos. El clima, suelos y pasturas del nuevo Virreinato del Perú, fue formando caballos de gran musculatura, tendones compactos y cascos resistentes. La geografía costera formó un caballo austero en la alimentación, de gran resistencia en las duras jornadas a través del desierto, logrando por selección, caballos capaces de soportar las inclemencias del medio geográfico mejorando sus facultades, perfeccionando su mecánica de movimiento, aumentando su rusticidad, para ir seleccionando un caballo que transportara mas rápida y cómodamente al jinete. Ya en la etapa colonizadora, fue necesario formar un caballo para los tiempos de paz. La sensibilidad del criador del nuevo Virreinato del Peru, hizo que se fuera adaptando la raza de andaluces a los viajes por la geografia desertica de la costa asi como a los valles que la atraviesan de este a oeste. Todos estos factores llevaron a formar un caballo de andar suave ya que al desplazar su centro de gravedad hacia adelante - apoyandose ligeramente hacia uno de los costados- transporta al jinete sin los rigores del trote de otras razas que lo desplazan hacia arriba y hacia adelante. Su rusticidad, acompanada por su mecanica de movimiento en su forma de desplazarce, ha hecho poseer al Caballo Peruano de Paso el mejor promedio de perfomance durante cabalgatas de tiempo y recorrido de grandes distancias. Despues de mas de cuatrocientos años el criador de caballos de paso, ha creado una de las mas bellas razas de caballos. Ha realizado una combinación excepcional que contiene comodidad, rusticidad, fortaleza, longevidad, brio y belleza en una sola raza que produce el mejor caballo de silla del mundo. "EL CABALLO PERUANO DE PASO".

sábado, 9 de julio de 2016

XV Domingo del Tiempo Ordinario El que ama a Dios, no se desentiende del prójimo y menos del prójimo necesitado; al contrario, el amor a Dios compromete. Por eso, un rasgo característico del creyente ha de ser la misericordia. Dios prefiere la misericordia a cualquier otro sacrificio. Y el creyente misericordioso es también creativo, decidido como el samaritano de la parábola: sabe encontrar soluciones...

COMENTARIO DEL EVANGELIO.- Por condición espiritual y por fe los creyentes sabemos que Dios no pide imposibles. Sus mandamientos no son algo extraño a nuestra naturaleza. Llevamos su ley grabada en la conciencia y en el corazón. Dios no nos pide más que aquello que es lógico y coherente para nuestra sensibilidad. Obedecerle es bueno para nuestro equilibrio personal y relacional. Pero la gran motivación de Dios es Jesús, el primogénito de las criaturas nuevas, el primero en todo. Nadie ha testimoniado mejor que Él cómo es Dios. Por eso es la imagen de Dios invisible, su fotografía humana, una criatura sencilla, pero desbordante de plenitud. Hoy Jesús nos cuenta una parábola conmovedora, clara y directa como todas, pero expresiva hasta romper los esquemas del que pregunta. Aquel letrado iba con intenciones torcidas. Como persona estudiosa, sabía muy bien lo que decía la ley. Pero, aparentemente, tenía dudas sobre el prójimo. La parábola es altamente elocuente: El prójimo es toda persona que nos necesite, sea de nuestro pueblo, de nuestra mentalidad, de nuestra raza o de cualquier otra. ¡Qué chasco más amargo y qué sensación de antitestimonio nos dejan el sacerdote y el levita! Ellos, profesionales de la religión, dan un rodeo y no atienden al malherido. ¿Cómo se les quedaría la conciencia? ¿Se inventarían alguna justificación? Seguramente. El que ama a Dios, no se desentiende del prójimo y menos del prójimo necesitado; al contrario, el amor a Dios compromete. Por eso, un rasgo característico del creyente ha de ser la misericordia. Dios prefiere la misericordia a cualquier otro sacrificio. Y el creyente misericordioso es también creativo, decidido como el samaritano de la parábola: sabe encontrar soluciones. De acuerdo con este mensaje evangélico, procede preguntar: ¿Entra el prójimo en nuestros programas de vida? ¿Hasta qué punto el prójimo con dificultades ocupa nuestro interés, nuestra sensibilidad, nuestro tiempo, nuestra economía...? Si los cristianos no somos expertos en atender al prójimo, es que ni conocemos, ni amamos verdaderamente a Dios. Profundizando un poco más y viendo este asunto desde otro ángulo, hay que decir que ser prójimo es un valor y una decisión personal. Uno no es prójimo por mera cercanía física. Hay vecinos que están muy distantes, hasta el punto que se rechazan. Con esta parábola, Jesús nos invita a ser prójimos de verdad, es decir, a acercarnos por iniciativa propia a todos los que sufren. Ésa es la recomendación práctica y final: “Anda, haz tú lo mismo". En resumen, otra vez el Evangelio resalta que lo primero y esencial de la vida es el amor a Dios y al prójimo. Sorprendentemente no es el culto, ni la oración, ni saber muchas cosas... Todo esto es bueno y necesario; pero, sin amor, nada de esto tiene sentido...Por condición espiritual y por fe los creyentes sabemos que Dios no pide imposibles. Sus mandamientos no son algo extraño a nuestra naturaleza. Llevamos su ley grabada en la conciencia y en el corazón. Dios no nos pide más que aquello que es lógico y coherente para nuestra sensibilidad. Obedecerle es bueno para nuestro equilibrio personal y relacional. Pero la gran motivación de Dios es Jesús, el primogénito de las criaturas nuevas, el primero en todo. Nadie ha testimoniado mejor que Él cómo es Dios. Por eso es la imagen de Dios invisible, su fotografía humana, una criatura sencilla, pero desbordante de plenitud. Hoy Jesús nos cuenta una parábola conmovedora, clara y directa como todas, pero expresiva hasta romper los esquemas del que pregunta. Aquel letrado iba con intenciones torcidas. Como persona estudiosa, sabía muy bien lo que decía la ley. Pero, aparentemente, tenía dudas sobre el prójimo. La parábola es altamente elocuente: El prójimo es toda persona que nos necesite, sea de nuestro pueblo, de nuestra mentalidad, de nuestra raza o de cualquier otra. ¡Qué chasco más amargo y qué sensación de antitestimonio nos dejan el sacerdote y el levita! Ellos, profesionales de la religión, dan un rodeo y no atienden al malherido. ¿Cómo se les quedaría la conciencia? ¿Se inventarían alguna justificación? Seguramente. El que ama a Dios, no se desentiende del prójimo y menos del prójimo necesitado; al contrario, el amor a Dios compromete. Por eso, un rasgo característico del creyente ha de ser la misericordia. Dios prefiere la misericordia a cualquier otro sacrificio. Y el creyente misericordioso es también creativo, decidido como el samaritano de la parábola: sabe encontrar soluciones. De acuerdo con este mensaje evangélico, procede preguntar: ¿Entra el prójimo en nuestros programas de vida? ¿Hasta qué punto el prójimo con dificultades ocupa nuestro interés, nuestra sensibilidad, nuestro tiempo, nuestra economía...? Si los cristianos no somos expertos en atender al prójimo, es que ni conocemos, ni amamos verdaderamente a Dios. Profundizando un poco más y viendo este asunto desde otro ángulo, hay que decir que ser prójimo es un valor y una decisión personal. Uno no es prójimo por mera cercanía física. Hay vecinos que están muy distantes, hasta el punto que se rechazan. Con esta parábola, Jesús nos invita a ser prójimos de verdad, es decir, a acercarnos por iniciativa propia a todos los que sufren. Ésa es la recomendación práctica y final: “Anda, haz tú lo mismo". En resumen, otra vez el Evangelio resalta que lo primero y esencial de la vida es el amor a Dios y al prójimo. Sorprendentemente no es el culto, ni la oración, ni saber muchas cosas... Todo esto es bueno y necesario; pero, sin amor, nada de esto tiene sentido.Por condición espiritual y por fe los creyentes sabemos que Dios no pide imposibles. Sus mandamientos no son algo extraño a nuestra naturaleza. Llevamos su ley grabada en la conciencia y en el corazón. Dios no nos pide más que aquello que es lógico y coherente para nuestra sensibilidad. Obedecerle es bueno para nuestro equilibrio personal y relacional. Pero la gran motivación de Dios es Jesús, el primogénito de las criaturas nuevas, el primero en todo. Nadie ha testimoniado mejor que Él cómo es Dios. Por eso es la imagen de Dios invisible, su fotografía humana, una criatura sencilla, pero desbordante de plenitud. Hoy Jesús nos cuenta una parábola conmovedora, clara y directa como todas, pero expresiva hasta romper los esquemas del que pregunta. Aquel letrado iba con intenciones torcidas. Como persona estudiosa, sabía muy bien lo que decía la ley. Pero, aparentemente, tenía dudas sobre el prójimo. La parábola es altamente elocuente: El prójimo es toda persona que nos necesite, sea de nuestro pueblo, de nuestra mentalidad, de nuestra raza o de cualquier otra. ¡Qué chasco más amargo y qué sensación de antitestimonio nos dejan el sacerdote y el levita! Ellos, profesionales de la religión, dan un rodeo y no atienden al malherido. ¿Cómo se les quedaría la conciencia? ¿Se inventarían alguna justificación? Seguramente. El que ama a Dios, no se desentiende del prójimo y menos del prójimo necesitado; al contrario, el amor a Dios compromete. Por eso, un rasgo característico del creyente ha de ser la misericordia. Dios prefiere la misericordia a cualquier otro sacrificio. Y el creyente misericordioso es también creativo, decidido como el samaritano de la parábola: sabe encontrar soluciones. De acuerdo con este mensaje evangélico, procede preguntar: ¿Entra el prójimo en nuestros programas de vida? ¿Hasta qué punto el prójimo con dificultades ocupa nuestro interés, nuestra sensibilidad, nuestro tiempo, nuestra economía...? Si los cristianos no somos expertos en atender al prójimo, es que ni conocemos, ni amamos verdaderamente a Dios. Profundizando un poco más y viendo este asunto desde otro ángulo, hay que decir que ser prójimo es un valor y una decisión personal. Uno no es prójimo por mera cercanía física. Hay vecinos que están muy distantes, hasta el punto que se rechazan. Con esta parábola, Jesús nos invita a ser prójimos de verdad, es decir, a acercarnos por iniciativa propia a todos los que sufren. Ésa es la recomendación práctica y final: “Anda, haz tú lo mismo". En resumen, otra vez el Evangelio resalta que lo primero y esencial de la vida es el amor a Dios y al prójimo. Sorprendentemente no es el culto, ni la oración, ni saber muchas cosas... Todo esto es bueno y necesario; pero, sin amor, nada de esto tiene sentido..P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R..

domingo, 3 de julio de 2016

XIV Domingo del Tiempo Ordinario El Evangelio comenta el envío y la experiencia de setenta y dos discípulos que salen a evangelizar. Antes del envío, Jesús los asesora: "Os mando como corderos en medio de lobos...; id sin ostentación, con naturalidad; sin muestras de poder y con el signo de la pobreza; llevad la paz a todos". Y les propone un mensaje fundamental: el Reino de Dios, que es el objetivo y el contenido de toda evangelización. Un Reino que no sólo se anuncia, sino que, ante todo, se expone con el testimonio...

COMENTARIO DEL EVANGELIO Se intuye por el texto de Isaías que la experiencia de destierro, sufrida por los judíos del Antiguo Testamento, fue dura; la vivieron con amargura y desconsuelo. Pero ahora, de nuevo en casa, el profeta los alienta con palabras de afirmación patriótica, de ternura y de esperanza. Jerusalén volverá a ser como una madre que cobija, consuela, alegra y alimenta. En el fondo, el profeta evoca el cariño de Dios que tiene vibraciones maternales, un Dios que celebra gozosamente la nueva situación con el pueblo. San Pablo manifiesta muchas veces en sus escritos que está orgulloso de haber conocido a Jesucristo. Este don fue tan decisivo que reorientó por completo su vida. A partir de esta experiencia tan conmocionante invirtió toda su energía al servicio de Jesús crucificado y resucitado, sabiduría y fuerza de Dios. Por eso comenta que lleva en su cuerpo las marcas de Jesús. Esta motivación tan entusiasmante es lo que quiere irradiar entre los cristianos de las comunidades que van surgiendo. Para San Pablo, las tradiciones carecen de importancia si no ayudan a vivir la fe. Con la irrupción de Jesús en la historia todo ha cambiado. Ahora Él es la norma, la referencia necesaria; es el Redentor, el gran símbolo para el pueblo nuevo. El Evangelio comenta el envío y la experiencia de setenta y dos discípulos que salen a evangelizar. Antes del envío, Jesús los asesora: "Os mando como corderos en medio de lobos...; id sin ostentación, con naturalidad; sin muestras de poder y con el signo de la pobreza; llevad la paz a todos". Y les propone un mensaje fundamental: el Reino de Dios, que es el objetivo y el contenido de toda evangelización. Un Reino que no sólo se anuncia, sino que, ante todo, se expone con el testimonio. Hoy nos aplicamos el envío de Jesús. Ante la increencia, la indiferencia, el materialismo y el desencanto, la evangelización es necesaria y urgente. Todos los tiempos son difíciles para evangelizar. Nos lo recuerda Jesús: "Os mando como corderos en medio de lobos". Pero indica también la manera de hacerlo: ligeros de equipaje y llenos de mística. La palabra es necesaria, pero el testimonio aún más. Cuando éste complementa la palabra, el impacto es mayor. Evangelizar es la razón de ser de la Iglesia, su mayor compromiso y su gran responsabilidad. En la práctica, es tarea y responsabilidad de todos los cristianos: todos podemos y debemos evangelizar. Hay campo de misión en cualquier parte, también cerca de nosotros; no hace falta ir lejos. Por tanto, ningún cristiano puede decir que la evangelización no le compete. Para evangelizar hace falta iniciación, preparación y entrenamiento. Pero esto vale de muy poco si no somos testigos, al estilo de San Pablo, con las marcas de Cristo en el cuerpo y el dinamismo del Espíritu en el alma...P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R

sábado, 2 de julio de 2016

FIESTA SOLIDARIA ORGANIZADA POR LA ASOCIACIÓN AFRICANA DE VIGO A.I.D.A. SÁBADO 2 DE JULIO 2016 DESFILE DE TRAJES TIPICOS DE AFRICA, GASTRONOMIA , DANZA Y GRUPO DE PERCUSIÓN AFRICANOS EN VIGO GALICIA ESPAÑA.

Hortanse Ngpabai presidenta de la Asociación Africana en Vigo A.I.D.A. con Luisi Motta León presidenta Asociación Madres Latinas y SubDelegada Diocesana de las Migraciones Tuy Vigo, Paluco secretario A.I.D.A. y la Dra. Clara Limonta (Cuba) Hortanse entre el publico con la Dra.Cubana la Ginecóloga Clara Limonta. Paluco secretario y la vicepresidenta de la Asociación Africana AIDA EN EL STAND DE LOS MUYUELOS AFRICANOS DESFILE DE TRAJES TIPICOS DE AFRICA