domingo, 17 de noviembre de 2019

Muchos proyectos humanos son pasajeros, mera fachada. Sólo merece la pena luchar por aquello que vale ante Dios y es bueno para todos. Ahora y en el futuro los creyentes hemos de aportar coraje, testimonio. Frente al confusionismo y las falsas seguridades, nosotros tenemos la luz y la verdad reveladas en el Evangelio...

Comentario: Hemos oído refranes como éstos: "La ociosidad es la madre de todos los vicios", "el pan no se consigue de balde"... Éstas y otras expresiones encierran una gran sabiduría popular, valiosa para todos los tiempos. Nada justifica la vagancia. Perder el tiempo es una equivocación y un sinsentido. El Evangelio advierte que en la vida hay dificultades y acontecimientos trágicos que nos pueden sorprender en cualquier momento. Encogerse pasivamente no es la reacción adecuada. Sí lo es la fe activa y perseverante. Por eso, no se comprende que un seguidor de Jesús sea apático, perezoso o se desentienda de lo que acontece socialmente. Los cristianos hemos de aprovechar el tiempo al servicio del Reino de Dios. El Evangelio también exhorta a que en las duras y en las maduras seamos fieles confiando en Dios, en sus inspiraciones. Jesús sentencia: "Manteneos firmes... Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá...". Y ofrece recursos para sobrellevar riesgos y dificultades. En verdad, los cristianos hemos de dar la talla en el vivir diario. Muchos proyectos humanos son pasajeros, mera fachada. Sólo merece la pena luchar por aquello que vale ante Dios y es bueno para todos. Ahora y en el futuro los creyentes hemos de aportar coraje, testimonio. Frente al confusionismo y las falsas seguridades, nosotros tenemos la luz y la verdad reveladas en el Evangelio. Resumiendo, la laboriosidad, el sacrificio, la atención y la perseverancia son valores muy dinámicos y constructivos. El pesimismo y la desesperanza no han de tener cabida en nosotros. P.Hidalgo

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