domingo, 28 de julio de 2019

Ver orar a Jesús impresiona tanto a los discípulos que un día le dicen: "Enséñanos a orar". Y, entonces, les revela la oración que resume y da sentido a su vida. Una oración que sólo podía brotar de un hombre repleto de Dios, dotado de una personalidad sensible y solidaria. La Iglesia la ha hecho propia desde el principio y la incorporó a su liturgia..

La oración es una de las experiencias humanas más profundas y decisivas. Tal vez sea lo más dinámico y humanizador que el ser humano pueda experimentar. Sin embargo, no siempre influye en la vida de los cristianos, lo cual lleva a pensar si rezamos como Jesús enseñó. La oración es importante, esencial; para los cristianos, un componente del seguimiento de Jesús. Él es un Maestro de oración, no sólo por su doctrina, que también la tiene, sino sobre todo por su testimonio. Es un creyente que necesita orar la vida, es decir, vivir constantemente la comunión con el Padre en el Espíritu. La verdad es que Jesús nace y se desarrolla en medio de un pueblo religioso con una larga tradición orante. Desde niño vive en un ambiente de gran arraigo oracional. Pero su estilo orante tiene grandes peculiaridades: respira una admirable y suprema comunión con Dios. Además, la oración es para Él un centro vital, una fuente de energía, un alimento necesario para su militancia y su fidelidad. Verlo orar impresiona tanto a los discípulos que un día le dicen: "Enséñanos a orar". Y Jesús les revela la oración que resume y da sentido a su vida. Una oración que sólo podía brotar de un hombre repleto de Dios, dotado de una personalidad sensible y solidaria. La Iglesia la ha hecho propia desde el principio y la incorporó a su liturgia. El padrenuestro es la oración cristiana por excelencia. Tiene que ver con grandes cuestiones de la existencia personal y social de hombres y mujeres en todos los tiempos. Nos sitúa ante Dios como Padre, ante los demás como hermanos y ante las cosas como dones que hemos de saber acoger y compartir. Resume todo el Evangelio y es también una oración desafiante, utópica: nos coloca ante lo posible no alcanzado todavía. ¿No es una utopía la experiencia generalizada de Dios como Abba, santificar su nombre, hacer su voluntad, compartir los bienes solidariamente, perdonar, escapar redentoramente de toda tentación y vivir en libertad? Como oración de los hijos de la luz, el padrenuestro nos impulsa a la construcción del Reino de Dios poniendo en juego la espiritualidad humanizadora de las bienaventuranzas. En resumen, a la luz de Jesús, como Maestro de oración, y siguiendo la tradición oracional de la Iglesia, podemos trazar unas líneas características de la oración cristiana: — Es un don de Dios, derivado de la fe y activado por el Espíritu. — Es definidamente teologal, trinitaria y filial. Es: • Oración al Padre, que en un desbordamiento de gracia y de cariño nos invita a vivir en comunión con Él, elevándonos a la dignidad de hijos adoptivos. • Oración por Jesús, el Señor, el único Mediador, por quien todos somos convocados a ser criaturas nuevas. • Oración en el Espíritu, que el Padre y Jesús nos regalan. La mayor experiencia orante del cristiano es percibir que reza movido por el Espíritu Santo. ¿Es así tu oración? P.Hidalgo

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