domingo, 3 de junio de 2018

Cristo eucaristía es pan y vino compartidos: cuerpo que se entrega y sangre de redención. Es símbolo y memoria de lo que celebró Jesús con sus discípulos en la última cena. Y el gesto simbólico que hizo Jesús fue partir y repartir un mismo pan y compartir una misma copa de vino, pero con un sentido específico...

Esta fiesta del Corpus Christi ha tenido, y todavía tiene en diferentes pueblos de nuestra geografía, un gran arraigo popular. Es una manifestación pública y festiva de religiosidad y de fe. ¿Quién no conoce las procesiones del Corpus? Pero cuando se mezcla lo religioso con lo festivo, lo "esencial" puede quedar desfigurado. Y lo esencial de este día es asumir la entrega generosa y sacrificada de Jesús sin poner ninguna resistencia. Eucaristía es, ante todo, caridad (amor divino y humano), compromiso, donación personal, común-unión. Corpus Christi es la fiesta de la Eucaristía, de la comida-sacramento que hace y sella la Alianza de los cristianos y que provoca solidaridad, servicio y sacrificio por el bien de los demás. Cristo eucaristía es pan y vino compartidos: cuerpo que se entrega y sangre de redención. Es símbolo y memoria de lo que celebró Jesús con sus discípulos en la última cena. Y el gesto simbólico que hizo Jesús fue partir y repartir un mismo pan y compartir una misma copa de vino, pero con un sentido específico. Así pues, eucaristía es Jesús ofrecido, sangre derramada, sacrificio y vida entregada por amor. Jesús recomienda: "Haced esto en recuerdo mío", es decir, entregad la vida a diario, no dejéis de servir y de ser solidarios. Por eso el día del Corpus es resaltado como el "Día de la Caridad", el día que acentúa el valor de la comunión cristiana. Si Jesús ha sido entrañable y generoso con nosotros, también nosotros lo debemos ser con los demás. Es cuestión de sensibilidad, de ser consecuentes con la talla humana de Jesús y de responder con elegancia espiritual. Por eso la eucaristía es el sacramento del repartir y del compartir sin límites, porque "nadie tiene mayor amor que cuando es capaz de entregar la vida". Si compartimos el pan y el cáliz de la eucaristía en memoria de Jesús, es porque cada uno viene siendo solidario en la vida cotidiana y está dispuesto a entregarse sin recortes. Quedaría desdibujada y rebaja esta celebración, si no estuviéramos decididos a vivir en la práctica diaria el culto de la fraternidad. P. HIDALGO

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