sábado, 16 de julio de 2016

XVI Domingo del Tiempo Ordinario Solemnidad de Jesucristo Santísimo Redentor En el mensaje de hoy sobresalen la acogida y la hospitalidad. Las practica Abraham y las practican también las hermanas Marta y María con Jesús, entre quienes debía existir una gran amistad. Ambas escenas son muy humanas y ricas en detalles de atención. Abraham y Marta se desviven por obsequiar a los visitantes. Sólo que, en el caso de las hermanas, Jesús viene a decir: Todos los detalles están bien; pero el mejor detalle es el de María, que se ha sentado a mi lado y me está escuchando...

COMENTARIO DEL EVANGELIO En el mensaje de hoy sobresalen la acogida y la hospitalidad. Las practica Abraham y las practican también las hermanas Marta y María con Jesús, entre quienes debía existir una gran amistad. Ambas escenas son muy humanas y ricas en detalles de atención. Abraham y Marta se desviven por obsequiar a los visitantes. Sólo que, en el caso de las hermanas, Jesús viene a decir: Todos los detalles están bien; pero el mejor detalle es el de María, que se ha sentado a mi lado y me está escuchando. Efectivamente, orar es, sobre todo, escuchar. A lo largo del Evangelio Jesús da mucha importancia a esto de escuchar la Palabra para cumplirla después. En este pasaje Marta es la activa: se afana y se multiplica para que no falte nada; María, en cambio, es la orante: se ha sentado a los pies de Jesús y escucha sus palabras como una buena discípula. Ambas hermanas han sido consideradas como la personalización de dos estilos que se dan entre los cristianos. Las dos quieren la presencia de Jesús en casa. Pero la manera de reaccionar ante su visita es diferente: María concede prioridad al diálogo con Jesús. Marta cree que es preferible prepararle cosas... Jesús manifiesta preferencia por la manera de proceder de María. En el fondo valora más el diálogo orante que el hacer y hacer... La actividad puede perder orientación y espiritualidad si no está animada por la oración. Lo acertado es conjugar oración y acción, porque se necesitan y complementan. Toda nuestra vida debe estar empapada de oración. El cristiano auténtico no "hace oración a ratos", sino que “es orante"; respira con naturalidad la comunión con Dios; experimenta, minuto a minuto, que Dios le ama. Esta condición orante no depende de tiempos ni de lugares; es la atmósfera vital del creyente, la conciencia y el clima en que transcurre la totalidad de la vida. Por eso, seguramente Jesús no reprocha a Marta que esté activa, sino que la actividad le impida escuchar y orar... La acción comprometida y la oración deben ir muy unidas en la vida de un creyente, forjando un buen equilibrio religioso. La fe necesita de ambas. Para trabajar el Reino de Dios se necesita la oración. Es lo que hace Jesús: recurre a la oración para alimentar el compromiso. Él fue activo como el que más y orante por encima de todos. Precisamente la oración le llevó a comprometerse hasta el martirio. Por tanto, es necesario que nos sentemos a los pies de Jesús, como hizo María, para ser cristianos comprometidos y místicos. ¿Lo estamos necesitando? (P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario