Comentario.-
Jueves Santo es el primero de los tres días memorables del Triduo Pascual. Este día recoge y conmemora tres hechos muy significativos para la fe cristiana: la eucaristía, el ministerio o servicio en la Iglesia y el testamento del amor.
En efecto, Jueves Santo encierra mucho significado y desafío, repica en la conciencia y en el corazón. Es día para recordar gestos entrañables y ejemplares de Jesús; pero, sobre todo, para revivirlos y para extraer consecuencias. Jueves Santo rezuma amor divino y humano, entrega abundante de Dios a todos, sin recorte, sin distinción.
El amor es la fuente de la vida. Por eso Dios es Amor; por eso Jesús nos deja en testamento: "Amaos como yo os he amado". Este amor divino y humano, el amor de Jesús, que no tiene límites, que no pasa nunca, es el que resaltamos y celebramos hoy. Se trata de un amor novedoso, alternativo a lo que se lleva y a lo que se ve en los entresijos sociales. Se parece muy poco o nada al que predican muchos políticos, profesores y hasta padres de familia. Este amor de Jesús es sacrificado, gratuito, desprendido de todo interés, volcado por completo a los demás; un Amor superlativo, de mayúscula. Sólo se le acerca el de una madre, que sabe estar, que es generosa, que no se rinde. Por eso, Jueves Santo nos reta a amar como Jesús. ¡Bendita provocación!
En el Evangelio sobresale una pregunta contundente: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?". Ahora la podemos ensanchar más: ¿Comprendemos los gestos entrañables de Dios, sus señales, sus detalles? Dios y Jesús, como buenos pedagogos, han ido por delante con un ejemplo vivo y comprometido, con un servicio sincero y humilde. ¿Lo hemos comprendido?
No hay mejor regalo que el amor hasta el derroche. Jueves Santo es una fuerte motivación a derrochar el vino de la amistad y la sangre de la Alianza, a derrochar ternura y humanidad, servicio, generosidad y calor de hogar. El mensaje de este día es una provocación a gastarse y desgastarse por amor. Si alguien no ama, carece del don más fundamental. Si nosotros amamos y vamos por la vida con un corazón generoso y con la sonrisa en los labios, seremos felices y haremos felices a muchos.
No hagamos caso de quienes proponen la felicidad engañosa del egoísmo. Sólo el amor alegra la vida. Lo que no se convierte en amor, no vale nada.
P.Hidalgo
jueves, 18 de abril de 2019
Jueves Santo 2019
Comentario.-
Jueves Santo es el primero de los tres días memorables del Triduo Pascual. Este día recoge y conmemora tres hechos muy significativos para la fe cristiana: la eucaristía, el ministerio o servicio en la Iglesia y el testamento del amor.
En efecto, Jueves Santo encierra mucho significado y desafío, repica en la conciencia y en el corazón. Es día para recordar gestos entrañables y ejemplares de Jesús; pero, sobre todo, para revivirlos y para extraer consecuencias. Jueves Santo rezuma amor divino y humano, entrega abundante de Dios a todos, sin recorte, sin distinción.
El amor es la fuente de la vida. Por eso Dios es Amor; por eso Jesús nos deja en testamento: "Amaos como yo os he amado". Este amor divino y humano, el amor de Jesús, que no tiene límites, que no pasa nunca, es el que resaltamos y celebramos hoy. Se trata de un amor novedoso, alternativo a lo que se lleva y a lo que se ve en los entresijos sociales. Se parece muy poco o nada al que predican muchos políticos, profesores y hasta padres de familia. Este amor de Jesús es sacrificado, gratuito, desprendido de todo interés, volcado por completo a los demás; un Amor superlativo, de mayúscula. Sólo se le acerca el de una madre, que sabe estar, que es generosa, que no se rinde. Por eso, Jueves Santo nos reta a amar como Jesús. ¡Bendita provocación!
En el Evangelio sobresale una pregunta contundente: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?". Ahora la podemos ensanchar más: ¿Comprendemos los gestos entrañables de Dios, sus señales, sus detalles? Dios y Jesús, como buenos pedagogos, han ido por delante con un ejemplo vivo y comprometido, con un servicio sincero y humilde. ¿Lo hemos comprendido?
No hay mejor regalo que el amor hasta el derroche. Jueves Santo es una fuerte motivación a derrochar el vino de la amistad y la sangre de la Alianza, a derrochar ternura y humanidad, servicio, generosidad y calor de hogar. El mensaje de este día es una provocación a gastarse y desgastarse por amor. Si alguien no ama, carece del don más fundamental. Si nosotros amamos y vamos por la vida con un corazón generoso y con la sonrisa en los labios, seremos felices y haremos felices a muchos.
No hagamos caso de quienes proponen la felicidad engañosa del egoísmo. Sólo el amor alegra la vida. Lo que no se convierte en amor, no vale nada.
P.Hidalgo
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