domingo, 11 de junio de 2017

Domingo de la Santisima Trinidad - Un solo Dios en tres Personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Hoy celebramos la solemnidad del misterio que está en el centro de nuestra fe, del cual todo procede y al cual todo vuelve. El misterio de la unidad de Dios y, a la vez, de su subsistencia en tres Personas iguales y distintas. Padre, Hijo y Espíritu Santo: la unidad en la comunión y la comunión en la unidad. Conviene que los cristianos, en este gran día, seamos conscientes de que este misterio está presente en nuestras vidas: desde el Bautismo —que recibimos en nombre de la Santísima Trinidad— hasta nuestra participación en la Eucaristía, que se hace para gloria del Padre, por su Hijo Jesucristo, gracias al Espíritu Santo. Y es la señal por la cual nos reconocemos como cristianos: la señal de la Cruz en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Aunque haya un dogma que lo afirma, que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo es, antes que nada, experiencia del carácter personal y relacional del Dios creador, su Hijo salvador y el Espíritu que nos relaciona permanentemente con la vida divina. Para creer esto hay que vivir en esa relación, sentir esta salvación y colaborar con el acto creador del que somos parte. Nuestra alabanza al Dios uno y trino es nuestra misma fe en su bondadosa y abierta comunicación de vida, amor y plenitud.

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