domingo, 6 de diciembre de 2015

II DOMINGO DE ADVIENTO.-.La propuesta de hoy es que abramos caminos para que la salvación discurra con fluidez. ¿Cómo? Enderezando lo torcido, eliminando asperezas, rectificando equivocaciones... Con un lenguaje figurado la Palabra de Dios nos pide desmontar terrenos, allanar, es decir, mejorar la mentalidad y eliminar los obstáculos que impiden la irrupción del Reino de Dios...

COMENTARIO La voz de los profetas incitando a la esperanza y a la conversión, y recordando cómo hay que preparar los caminos del Señor, tiene un único objetivo: que todos vean la salvación de Dios. No es posible el disfrute y, menos aún, el contagio de la salvación, si tenemos un corazón torcido, unas relaciones escabrosas o una manera de ser que no es llana ni sencilla. La propuesta de hoy es que abramos caminos para que la salvación discurra con fluidez. ¿Cómo? Enderezando lo torcido, eliminando asperezas, rectificando equivocaciones... Con un lenguaje figurado la Palabra de Dios nos pide desmontar terrenos, allanar, es decir, mejorar la mentalidad y eliminar los obstáculos que impiden la irrupción del Reino de Dios. Avanza la conversión cuando los valores penetran en nuestra sensibilidad. Y todos tenemos capacidad para apreciar los valores esenciales de la vida, sobre todo si nos ponemos a tiro de la conciencia y nos dejamos cuestionar por el Evangelio. Por el contrario, si nos abandonamos y no nos evaluamos, perdemos sensibilidad y entonces no captamos los valores humanos y evangélicos. Hoy Juan el Bautista ha saltado al primer plano del Adviento con un mensaje claro y directo: Predicaba "un bautismo de conversión para el perdón de los pecados". Llegó a jugarse la vida por ser profeta. Su palabra cálida, apasionada y testimonial fue el complemento de los signos que realizaba. Adviento es llamada a levantar la moral, a reforzar la espiritualidad, a enderezar la conducta, a crecer en entusiasmo evangélico; y socialmente, a eliminar desigualdades injustas y a elevar los derechos y las responsabilidades humanas. Si procedemos así, muchos vecinos podrán "ver" la salvación de Dios. P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R.

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